Arnao. Un lugar por descubrir. Ferrocarril, Carretera, Industria y Geología. 4 en 1. 3ª parte: Entorno natural

 Buenos días.




Tras haber visitado la zona y repasada su historia industrial, abordemos ahora el entorno natural donde se halla y que resulta bastante espectacular.

La escarpada y accidentada costa, muy batida por las olas y castigada por una erosión notable que modifica el paisaje a su antojo, tiene como efecto una gran variedad y podemos disfrutar de varios lugares bastante diferentes entre sí.

Por ejemplo la playa de Salinas, que es un amplio y despejado arenal de sobra conocido por los amantes del surf 🏄 y que disfruta de una ubicación perfecta. Es la playa más populosa de la zona y de toda la comarca, y a pesar de que yo prefiero otras para tomar un baño no es que no reconozca sus ventajas. 







Durante la bajamar se puede gozar de un agradable paseo, algo más notable durante la época otoñal y primaveral y eso por no hablar de los días soleados y de tregua que nos da el invierno. Toda la localidad es agradable, parece haber sido diseñada para paseársela entera y está además protegida por un gigante. Aquí la fuente que existe junto al bar restaurante La Toldilla, imagen que fue tomada desde el autobús suburbano. 




De noche también es un bello paraje y eso que éstas imágenes no le hacen ni la menor justicia... Ésto es lo que pasaba hace seis años al tener un móvil que no era de gama alta. 





Sin salir de la localidad, ahora tiramos para arriba y nos subimos al lomo del gigante protector. Así que vemos buena parte del entorno desde allí. Eso sí, bastante patética resulta la "carretera" que hay hasta éste punto y es preferible llegar desde otra zona. 






Luego iremos para allá: avanzamos. Y también desde aquí es bien bonita la vista sobre todo en días soleados. No es menos espectacular durante una noche sin luna y lleno su cielo de millones de brillantes estrellas. 






Justo aquí existe un elemento que a los que estamos aquí por las carreteras, las históricas sobre todo nos va a llamar la atención por su antigüedad. 




Ésta zona no tiene más complicación que la necesaria cesión de paso debido a su estrechez, y claro está la de no fiarse en exceso de un guardarraíl que parece procedente del Ordovícico. 

Sabido es que durante la dictadura, las empresas que no obtenían el permiso ni la licencia requeridos por el gobierno se tenían que apañar como pudieran para sobrevivir. El caso que nos suena a casi todos es Barreiros, ¿verdad? Pero hubo a montones que les pasaba lo mismo si bien a menor escala. 

Por ejemplo, la empresa licenciataria para los guardarraíles de tipo Armco no fue quien diseñó ni construyó éste. Se nota bien porque no es una bionda, por mucho que sus postes sí que sean harto conocidos y no para bien. Pero ahí está. Y aún presta la necesaria protección a las caídas por el casi vertical acantilado que se extiende por abajo y que nos iba a dejar espachurrados junto a la N-632a a la altura de Raíces. 

Ojo, he dicho Raíces. No Raíces Nuevo, que no es lo mismo: Raíces, el de toda la vida se ubica justo ahí abajo, las casas que se ven entre la vegetación. Aldea que conserva una ermita, una panera y las casas de construcción antigua siendo bien bonito, y tiene ya su casco "urbano" restringido y accesible sólo a autorizados. 




De noche gozamos de una buena vista, pero nos sigue amenazando la dudosa calidad de las fotografías nocturnas de un Galaxy de gama "media" de 2016. Un J5 2016 que las fotos nocturnas y un lag acumulativo era lo peor con diferencia del móvil. A su lado la pantalla HD era un gozo absoluto. Así que seguramente acabe por reemplazar éstas imágenes por unas tomadas con algo bastante más adecuado para ello, porque desde luego tienen telita. 






Nos trasladamos al acantilado. Pero no a ese que es un monte sobre Salinas ni al anterior protegido por la monoonda tan llamativa. No: al acantilado bueno, el de verdad, que está justo sobre la playa y cuyo borde sobre ésta es más inestable que jugar a hacer la prueba del alce con un Reliant Robin. 




Enseguida nos quedaremos prendados de la zona, pero aviso: es necesario ir con cierto cuidado, ya que no hay valla alguna (se indica en la propia zona), no es nada recomendable acercarse al puro borde en una jornada ventosa. 

Lo primero que vemos es el Museo de Anclas Philippe Cousteau, enclavado en una península a la que el mismo Mar Cantábrico le tiene abiertos dos frentes. 





También la localidad de Salinas, a la derecha se extiende alegre y como recogida por los guantes de los dos protectores que se alzan sobre ella. 





La flecha amarilla indica cuál era la calle que utilizaban los trenes de la industria de Zinc y los Tranvías Eléctricos de Avilés. No, éstos últimos nunca pasaron por Raices: llegaban desde San Juan de Nieva, como bien comenté en la entrada videográfica  que precede a ésta. También se puede buscar la Ruta Eleonore, que es nada más y nada menos que la ruta que la locomotora 🚂(también El Rojillín la hacía) que veremos luego utilizaba para ir y venir en su trayecto industrial. 





Y sobre todo la vista del mar resulta bien merecedora de un buen paseo ascendiendo por aquel diabólico cerro medio erosionado por las aguas de los constantes torrentes que van cayendo por las más que frecuentes lluvias. No se les pudo ocurrir mejor idea a los muy cafres que hacer éste tramo (y varios más) de la Senda Norte con firme de grava compactada. 

En fin, siempre nos quedará llegar aquí desde La Castañalona o desde Piedras Blancas que son rutas asfaltadas, pero no perdérselo. Es un sitio encantador y por cierto, con un pequeño merendero. 





Desde Pinos Altos que así se llama el otero sobre el que nos encontramos y que forma parte del macizo de San Martín de Laspra, nos parecerá que la playa de Salinas tiene forma de bahía y se interna un tanto en tierra firme como tal, pero se trata de un mero efecto óptico debido a la panorámica. 

La pequeña playa del Cuerno, más bien una cala y además rocosa, se trata de un pequeño recodo que el embravecido oleaje ha excavado en la roca y lo sigue haciendo, al punto que llegó a llevarse puesta parte de la base de la carretera y como se verá aquí, hace unos años tuvieron que reconstruir. Aquí las obras no cesan: tanto por parte del inestable acantilado que causa no pocos argayos durante las borrascas, como por la otra cala que hay del otro lado del túnel, en donde sucede lo mismo que vimos en las imágenes anteriores pero además con mucha mayor frecuencia. 

Es por ésto que en la primera parte ya comentaba que no veía el sentido a lo de haber reemplazado el Túnel de San Martín por uno mucho más próximo a la línea de costa cuando bien podría haberse ampliado aquel mediante unos cuantos kilos de dinamita; y ahora el pobre pues eso, que como viene siendo lastimosamente habitual en éste blog, languidece en un estado de ruina total y con una parte presumiblemente ya demolida, como bien se vio hace unos años y que comentaré luego. 




Poca broma cuando por allí pasan los autobuses suburbanos de la línea principal de la comarca con una frecuencia de 15 minutos por sentido durante los días laborales. Lo del Tourismo M2 que sale aquí fue una mera coincidencia y además, da buena cuenta de lo pequeños e insignificantes que somos siendo que ese autocar mide casi 13 metros de largo (12,92m).

El paisaje es precioso, bellísimo y bien merece la pena la excursión; eso sí y no dejaré de avisar del peligro de no estar vallado, no hay que confiarse nada por aquí arriba. 





Y una vez allí, veamos algunos detalles más antes de seguir por las alturas. Una panorámica estática (ya estoy dejando de lado las de 360° al parecerme éstas últimas muy decepcionantes) también da lugar a errorcillos como pueda ser que nos parezca una especie de micro bahía cosa la cual tampoco es. Sólo es una cala pedregosa. Ni siquiera la roca ha tenido tiempo aún de ser erosionada y desmenuzada hasta el punto de ser convertida en arena: ello habla bien de la fuerza del oleaje que hay en ésta zona de la costa asturiana. 





Pero no se relajen. Que viene, que viene






Al paso de un Citaro G de la línea 1 que comunica dos concejos se da cuenta del tamaño de esa inestable ladera, donde aparece de forma visible el efecto de los desprendimientos que cada pocos años cortan la carretera, y entonces la línea ha de cambiar de recorrido teniendo los conductores de semejantes monstruos que bregar con una ridícula rotonta del tamaño de un garbanzo pedrosillano y que para colmo está bordeada de unos cuantos triflochios de esos de plástico verde con dos bandas reflectantes, no pudiendo ni siquiera utilizar el amplio voladizo frontal (de más de 3 metros) para describir mejor la puñetera rotonta esa y a la que sigue una calle estrecha hasta dar con la playa casi de frente de nuevo. A ver eh, ¿dónde se encuentran aquí esos concejales de urbanismo...? Ah, no. Que estamos en la comarca de Avilés, y de eso no hay.

Lo del corte de la carretera sucede de igual forma al otro lado del túnel, y en breve llegaremos a eso. 





Y de ésto hablaba antes. En la primera entrada (el enlace está líneas atrás) hablaba de que ésta locomotora ha sido retirada, muy posiblemente para ser restaurada y es deseable que en poco tiempo se la pueda ver muy cerca de su compañera. 

Aquí se halla la boca este del Túnel de San Martín, por cuyo portón anterior con ventanucos se podía ver "la luz al final del túnel". No era así ya que éste describe una leve pero constante curva a izquierda, y por ésto decidí que ya se hallaba derrumbado al menos en parte. Ojalá esté equivocado pero en esa tarde ya no daba un duro porque ese portón se llegase a abrir alguna vez... Ahora y vista la situación en la que se encuentra la boca oeste mucho menos aún. 





Éste es el portón actual. No era muy agradable acercarse a ver si se podía ver algo porque además de no haber nada para llegar con la vista a su parte superior, la zona hedía a Meadows Creek por culpa de la mítica horda de imbéciles que no eran capaces de coger un ladrillo por mano, sacársela y acto seguido aplaudir fuertemente. 





Volvemos a la playa del Cuerno... Y ya que estamos, aunque me las veía y me las deseaba por culpa de lo escabroso del terreno con unas piedras que tela, conseguí tomar una foto del primer autobús suburbano que pasaba para poder hacer una especie de homenaje- comparativa con una imagen de hace un siglo tomada de la misma forma con uno de los Tranvías Eléctricos de aquella época. 





Conque, una vez conseguido ésto vamos a atravesar el actual túnel y tratamos de hacer algo similar por aquella zona... 

Et voilá. 







Huelga decir que las imágenes actuales que no tienen firma ni marca alguna son mías, como ya comenté en el pasado. Así que van firmadas con su autoria: ya que no la hice yo, es justo reconocerlo. 

Llevaremos de nuevo la vista al mar... 





Continuaremos muy pronto... 

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