Carretera TransCantábrica (6ª parte). N-632 y Aledaños (7ª parte). Un Viaje por el Recuerdo. La Ruta del Este. Belleza Costera

 Buenos días.

Abordamos al fin la parte de ésta bella ruta por carretera nacional que nos lleva desde Llovio por la rasa costera hacia Gijón. 

Si bien es cierto que el recorrido desde la primera localidad discurre por la que fue N-634 hasta la villa de Ribadesella, es ahora y desde hace décadas una parte de nuestra protagonista. 

Antiguamente iniciaba su existencia muy cerca del puente donde partía de esa otra importante y ya del mismo modo dejada de lado por la autovía. 




No es mala idea detenerse un poco aquí, hay sitio en los alrededores y lo agradable que resulta el paso del Sella por éste punto es notable. Tampoco es de olvidar que se trata de la meta del divertido y muy populoso descenso piragüista del río que lleva su nombre. 




Ahora se encuentra en medio de unas obras que lo dejarán restaurado a no mucho tardar. Pero hace un par de años lucía éste estado que en absoluto era malo, ni mucho menos. 






Una linda fuente ⛲ y la presencia del ya vetusto edificio del Mercado de Abastos se hallan a su vera también. Ésta villa es muy animada y es sumamente agradable pasar una tarde por aquí. 





Ya en nuestro periplo hacia el oeste, existe algún que otro punto de interés que se vio favorecido por un tratamiento especial. Venga, vamos de nuevo a salir de la carretera pero no nos iremos lejos por el momento. 




Otro cañón... Pero hay algo más.




Ay, ay, ay... Ni siquiera entre tan bello paraje puedo dejar de echar una ojeada a algo no esperado, y mucho menos deseado. 





Estamos en un pequeño y bonito paraje natural. Es donde un río ha ido excavando su curso durante millones de años culebreando por entre las rocas y abriéndose paso por la fuerza de la erosión que se ha llevado consigo al océano los minerales, parte de los cuales son la misma sal. 

El túnel resulta algo discordante con la roca viva y pronto veremos por qué. 





Parece que estemos "condenados" a circular entre un par de muros verticales junto al río, algo que no admite tampoco queja. En verano es muy agradable poder parar en un lugar así. 




Y así podemos ver que el túnel es de hecho una variante. Se evitó una curva ciega cerrada y se eliminó cierto peligro de caer al río que pasa por allí. Además así puedes quedarte a merendar. Es una muy buena idea. 






Poco o nada tienen que hacer los malecones éstos de piedra contra una salida de vía, quedando bajos y más siendo una especie de bordillo elevado. Pero el muro es muy fuerte y no da signos de fatiga. 






Y sobre todo, el río... ¡Bendita agua! y que nunca nos falte. Es el fiel reflejo de la salud y de la vida. 

Lo que presta estar aquí junto al silencio y oír el ruidito del agua corriendo, mejor ni lo menciono o podría pasar por loco... 😂





Tenemos de todo, ruta vieja, túnel, merendero y el pequeño paseo que podemos dar ahí metidos entre paredones resguardados del solazo. 





Desde hace años expreso mi profunda admiración por éste tipo de lugares tan majestuosos como lo llegan a ser de misteriosos, sobre todo cuando los envuelven el ocaso y la niebla. 




A veces parece increíble que por aquí pudiera ir una carretera. El tiempo y la pequeña reforma no han pasado en vano. 





Iremos siempre encajonados junto al curso de un río porque no hay más espacio donde encajar dos estrechos carrilucos. En ocasiones existe también un ferrocarril y de no ir éste entre puentes entre más túneles cruzándose aquí y allá docenas de veces, yo no entiendo cómo lo hacen. La tuneladora es una cosa pero que muy moderna... 





Ni siquiera hay espacio como para haber hecho las bocas del túnel con un muro oblicuo a la calzada, para que el impacto que se pueda sufrir sea menos severo. Hay un límite de velocidad, pero sabemos bien lo que sucede con el respeto que se les tiene y, bueno, nunca pasa nada hasta que pasa. 




Y tras los lloros vendrán los neumáticos o bien los atenuadores de impacto absorbentes. Aqui nada se hace previendo los posibles incidentes, es así. Pero bueno... 

Aunque me dejé algunas cosas en el tintero, ya que el mismo viaje cubrió otra carretera nacional eso lo abordaremos en el futuro. Vayámonos a disfrutar de la costa propiamente dicha. Pero no nos vamos a quedar ahí sin más. 

En abril todavía no empiezan a llenarse, la fresca temperatura no es qe favorezca a ello. El agua está fría aún y más en la desembocadura. Pero nada nos va a impedir un agradable paseo por la Playa de La Griega, al contrario ya que tenemos más espacio y tiempo para nosotros. 





El puente vehicular fue hace años complementado por uno peatonal paralelo, que eliminó de golpe el riesgo de atropello aun siendo un paso estrecho. 




Sigo en mis trece. No parecen éstas las barreras más resistentes de todas, pero son del tipo pretiles para viaductos como ya vimos en más ocasiones. Sobre todo con el larguero superior estructural hace que sea prácticamente imposible caer abajo. Tampoco es que te fueras a hacer mucho daño al ser el puente bastante bajo, pero aquí se curaron en salud: sin duda es mejor pecar de quedarse largo y es hasta digno de loa que no recurriesen a una floja bionda. 




Es en ésta playa que encontraremos algo que nos puede llamar mucho más la atención. Y aquí entra en juego otra rama de la historia del planeta, la biológica. 




Nos podemos preguntar por qué figuran en éste panel un carnívoro alosauroide y una pareja de saurópodos macronarios, que parecen ser de tipo camarasáuridos. ¿No? 

En el futuro se ahondará más en ésto, pero cerca y en un extremo de la playa existen icnitas de éstos dinosaurios no aviares impresas. ¿Icnitas? Ésto es, huellas fósiles. Son las pisadas que dejaron tras su paso, y existen innumerables ejemplos por todos los continentes incluso rastros de manadas de varios centenares de metros. 




Disfrutando de la brisa extremadamente fresquita y placentera que nos llega del norte, del océano, pues tardamos en darnos cuenta de que no estamos en medio de la nada. Pasa un autocar de línea de Alsa y con el majestuoso bramido del 0404 V8 volvemos a la realidad. Entonces nos fijamos en la reparación, tosca pero efectiva que se hizo a la carretera tras un corrimiento de tierras que la quiso sepultar y que la tiró parcialmente abajo. 






Pues nada, que nos vamos a tomar un pincho bien rico a Colunga y.... Anda. Un concesionario que en su día fue de tan reputada marca... Y que ahora como la inmensa mayoría sólo fabrica trastos sin alma ni encanto ni atractivo alguno. 

Lástima. 




Y la pelotilla nos retrotrae a tiempos pretéritos que no, no fueron siempre mejores. Pero eran puros y las cosas se hacían para durar. No como ahora que se te drepana la epíglotis del trasfrumirclo sito en la junta de la driablirflís abarloada en el trocúmifler del cojostia derecho y que como suele pasar hállase ésta manufacturada en una resina de raflesia muy al dranizóster churroflontainas se le ha abierto una trigluzórtifla que le ha ocasionado un glurrumufluís que ya para entendernos lo ha escarallao lo cual lo ha dejado medio agilipollao para que se pase en el taller ese de mecánicos con batas de laboratorio durante dos meses y 22 días para ver si lo consiguen atraspuflaxiar en la jandomúiweir y te lo puedas llevar de nuevo hasta que la próxima so ponzoña le falle y así en un bucle infinito que sólo vas a poder expiar tirándolo a tomar por saco. 




Existen más imágenes de Colunga y aún más son las que se esperan a poco tardar. 




Pero de Lastres, eso no se puede pasar por la zona sin visitarlo. Es sencillamente precioso con avaricia y se puede decir que me quedo corto. 

Aparcar..., bueno pues decir que ese día tuve una arremetida de suerte. Justo al lado de la fuente. Y no, no trates de meter ahí una berlina de cierta longitud porque se saldrá de la línea cosa que hay que recordar. Ve a estacionar arriba que hay sitio. 







Y no sólo de belleza nos mantenemos vivos. Ni solamente de pan vivimos. 




Si el furgón ese parece fuera de lugar en un lugar así con semejantes estrecheces, no vais a quedar menos impresionados con ciertos bichitos un poco más mayores. Pero oye, sin problema. 





Pues nada, 12,8 de largo y a rodar oyes... Si así te apañas bien, si no pues maniobras. Y eso que aún no habéis visto la curva de arriba, que ésta de las fotos al menos tiene dos carriles y no se balla con la regulación de paso mediante semáforo. 

En ocasiones ha aparecido el guardarraíl rozado, y con ésto ya lo digo todo. Pero la línea tiene que ir a Lastres y pasar por ella. Así que quejarse no sirve de nada, porque te quedas sin transporte público. Y si no pues te dejas una fortuna en taxis cosa que por lo menos estoy prevenido de que me suceda otra vez. 




La curva donde han salido ambos autocares estaría a la izquierda de la imagen. Ésta plaza se halla en el punto desde el que fotografié el 1952.

Lastres bien merece un reportaje para sí sólo. Ved y gozad todos con su belleza. 





El puerto queda agazapado bajo el acantilado. No es el espigón suficiente ni de lejos para combatir con éxito la ocasional furia del mar. 





Corretear y triscar por sus empedradas calles bien te puede agotar antes de tiempo, es un callejero tan escalonado y con tales rampas que si no estás en forma te pasará factura. Yo estoy en forma, pero ni siquiera ésto garantiza el no padecer: tengo cierto grado de ansiedad física y tras unos 25 minutos allí cual saltimbanqui me pusieron en la necesidad de tomarme un Alprazolam al llegar al coche y tener que esperar para seguir viaje. 





Incluso ésta contingencia se queda en nada una vez llegado el momento de la revisión de las imágenes, con alguna edición de por medio. 







Es que poca cosa más hace falta decir. Pueblos así, tanto como Candelario, Castrillo de Los Polvazares, Cudillero, y todos los que conservan casi indeleble el tipismo y toda su riqueza arquitectónica son escasos, pero bien me atrevo a asegurar que son impresionantes de hermosos y de que nadie que pueda dar un paseo por todo ese laberinto de intrincadas callejuelas se va a sentir luego nada defraudado de la visita. Y encima, para colmo ya la gastronomía es exquisita. 








Con menciones y premios así sobra cualquier tipo de comentario que lo rubrique. Mas también diré que en éste caso pudimos disfrutar en pareja de una de las mejores fabadas asturianas de nuestra vida. Nada diré de las energías renovadas que nos dio al objeto de recuperar fuerzas y seguir casi como si no hubiésemos hecho apenas nada... Y con eso basta. 




La curva de arriba... Bien, veamos un poco de ella. 





Un midibús de motor frontal y poco más de nueve metros pasaba así, teniendo el morro a no más de 30 centímetros de la bionda. Imaginad los de 12,8 de antes: de coincidir con un peatón no es posible cruzarse con él. 




Y si tuvieron que colocar el guardarraíl de la poco ortodoxa manera que se ve, con el inicio de golpe que amenaza cualquier faro y la base enterrada en el paredón vertical de manera horizontal... No es precisamente un juego de niños. Y menos ahora que los 12,8 son escasos y lo que es ya la cosa más absurda del mundo: llegan a 13 metros y medio con sólo dos ejes. 

Se lo dices a un norteamericano con una flota de Prévost H3-45 que no tiene más opciones que ser de 3 ejes y 13,8 metros de máximo, y se puede estar riendo durante una década. 

Tú, por ejemplo me quieres confiar uno de esos mamotrencos superlargos y no acepto casi ni el conducirlos por una carretera despejada en plena meseta norte. Y luego el raro soy yo... 😂





La localidad es hermosa. La gente acogedora, la comida es excelsa y es que no te puedes ir de aquí sintiendo que te falta algo... Porque si además es tu idea visitar algo diferente, tienes por ejemplo el MUJA cerca, con el edificio que visto en planta se asemeja a una huella tridáctila. 

A juicio de cada uno dejo si ésto merece una visita o no, yo únicamente sé que volveré y no van a ser ni una ni dos veces. Lo que sí aconsejo antes de nada es que si vais con niños... Les va a encantar.


Volveremos muy pronto. 

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