N-VI. Madrid a Coruña. 12ª parte: Benavente a Puerta del Sol (III). Kilómetro 0. Regreso a Casa

 Buenos días.




Seguiremos con el próspero y fructífero viaje que el 124 D se empeña en hacernos todavía más gozoso. 

Antes de continuar con el trayecto que venimos ya siguiendo desde aquí, me gustaría poner el valor que merece un elemento ya indisociable de éstas ya míticas rutas, y a falta de conocer una que se halla cerca (y que debe ser de lo poco que me queda por conocer en la zona) la vemos aquí en un estado de lastimosa ruina total. 






Pues bien, seguimos rodando hacia el sureste y ya nos queda poco para alcanzar nuestro destino de aquella jornada.




Aquí he de matizar que me esperaba un puerto de montaña algo más prolongado y por eso no hay más fotos, pero también cuenta que lo estaba gozando y más aún cuando la agilidad del coche por aquella carretera era bastante notable. 

Así, llegamos al Alto del León antes incluso de lo esperado y la verdad es que no defrauda para nada. Lo único que sería necesario aquí sería restaurar de una vez semejante monumento; por lo demás nada hay que objetarle al lugar. 




Tenemos también que reconocerlo: es digno de loa que hayan sobrevivido intactos siendo de diversas épocas, y allí siguen con el más moderno esperando una más que posible restauración que tampoco es tan necesaria como en muchos de sus congéneres. 

Todo ello forma parte ya de la idiosincrasia de éste lugar y es necesario darles el valor que merecen. La historia está escrita labrada en piedra. 





...si bien tampoco es ya muy visible en un punto de montaña con unas condiciones meteorológicas tan cambiantes, pero aquí no aceptaremos una placa nueva labrada a láser con máquina y ese tan soso e impersonal acabado industrial. Para eso, mejor la dejamos como está un tiempo más. 

Seguramente existen artesanos que toman la placa y la dejan mejor que cuando se colocó y era nueva. Los oficios de siempre también son dignos de ser reconocidos y respetados. ¿Por qué no devolverle el lustre y el brillo que merece? No seamos necios. 







Es tan complicado ya distinguir la letra labrada, que se nos hace casi imprescindible recurrir a un documento que nos "traduzca" lo que allí se marcó en su día, seguramente y antes de buscarlo en época de Carlos III. Así que veamos... 


..., y viendo que me había quedado algo corto con el año de inauguración. Pasamos a echarle un vistazo más de cerca al par de hitos fronterizos entre las dos actuales comunidades autónomas y recordando que entonces Madrid no era una sola, sino que formaba parte de Castilla La Mancha así que nada tiene que ver esa época con la actual. Ha pasado ya demasiado tiempo como para reconocer que aquel era el mismo país donde vivimos ahora. 






La curva que hay en la misma coronación estaba limitada a 60, pero sé por experiencia propia que la velocidad máxima legal era demasiado elevada lo que se repite en más puntos de nuestra geografía y por experiencia ajena, que si la tomabas a más de 50 te ibas a tomar por saco contra un edificio que aquí vais a ver en fase de restauración. No sé si era o es un establecimiento de hostelería o qué, pero no ha de ser precisamente pequeña la cantidad de vehículos esmorraos que tuvieron que sacar de allí con una grúa. 

Espero por el bien de los viajeros que esa carencia en forma de señal de límite legal demasiado alta se haya reemplazado ya por una más acorde con ese cambio de rasante en curva. 




A escasos metros del par de hitos delimitadores, podemos ver las señales actuales de entrada a la región de Madrid. He borrado los asquerosos y tan típicos de ciertas zonas grafitrolles hechos por la ya más que cansina caterva de grafitontos, y aun sin ser de una calidad excelsa así se queda. 📵 




Y vamos viendo algo ya tan típico de allí como son los respiraderos para la ventilación de los túneles que pasan por debajo y por los cuales discurre la AP-6 que mantiene gran parte del tráfico a pesar de las cabinas de peaje. Es justo reconocer que todo su trazado es magnífico..., pero yo NO pago peajes y si como alternativa existe una carretera tan buena, ya no me ven por allí ni en fotografía. 🖼 

No obstante, el punto positivo es detenerse a tomar un aperitivo y un refresco en cualquier cafetería a pie de carretera y comprobar que está muy viva. A pesar de la autopista mucho más rápida y en teoría segura, por la N-VI el tráfico no cesa jamás. Por no olvidar que durante las festividades de varias de las localidades de la zona recupera una energía que me hace atreverme a aventurar que la 3ª parte de toda la densidad del tráfico de la ruta entre la provincia de Madrid y la de Segovia discurre por el puerto. 

Nada desdeñable teniendo en cuenta la notable IMD de los túneles de Guadarrama, con todo el tráfico nacional que pasa por ellos, los desplazamientos a y desde el trabajo, los transportes de mercancías, las líneas regulares de autocares de medio y largo recorrido, los viajes estivales y demás. Pero aquí se trata de hablar de nuestra carretera nacional N-VI, y a ella nos ceñimos. 




Y a pesar de ello, la AP-6 reclama su aparición en éste caso a cuestión de hectómetros de internarse en el paso subterráneo de vanguardia y que a día de hoy cuenta con tres galerías. 




Otro de los respiraderos, menos notable pero tan vital como el anterior aparece en el descenso que afrontamos hacia la localidad de Guadarrama... 




...haciendo una leve parada por allí, y sólo para comprobar que los ojos no nos engañan. Y así es. A más de 60 kilómetros de Madrid (algo menos en estricta línea recta) se dibujan en la distancia las cuatro Torres de Fuencarral. 




Obtener esa buena vista en un día despejado, con un sol espléndido pero tampoco muy caluroso era uno de los puntos clave de todo ésto y ni siquiera era una parada prevista, ni nada de eso sino que fue algo totalmente arbitrario y menos mal que hubo por el camino localidades como Arévalo que no entramos en ellas; de haber sido así, quizás esas torres ya no fuesen visibles al ocaso. Mas nada de lo cual arrepentirse. Más viajes por la "N-VInieron" y vendrán con el paso del tiempo. 

Tan típico de Madrid éste autocar de línea, con el ya añejo y en su época éxito de ventas EuroRider 35 y la carrocería con la que más triunfó por España. Es lógico pensar que ya vehículos como él están más que vetados de acceder a la capital a no ser que se hayan registrado como clásicos. 

Pero seré yo el raro, quizás sólo vuelva a acceder a Madrid por el carril Bus-VAO. Si necesito ir más allá lo más seguro es que tome instantáneamente la circunvalación exterior M-50 como ya se hizo con el mismo 124 D un año después. 

En ésta ocasión se trata de llegar al centro. Así que vamos para allá y a pesar de lo que se pueda temer, no se padece calor alguno en éste clásico. Si el aire circula a ventana abierta no hay problema. Más problemática es la carencia de un retrovisor exterior derecho; menos mal que yo era pasajero y ya llevaba los rodamientos del cuello entrenados gracias a algunas de las sorpresas que devinieron en algunas paradas anteriores no previstas. 




Mis apreciados firloyos pandeirantes. 




Y aún así queda un punto de interés en el que no paramos porque sencillamente lo desconocíamos. Hay que conseguir detenerse allí en el futuro para poder verlo y disfrutar de la visión de tan notable elemento. Y se hará, junto con lo poco que queda en el Puerto por conocer y algunas cosas del pasado ya muy escasas que quedan cuando la A-6 se ha hecho con la N-VI y las urbes como Las Rozas y demás se adueñan de los alrededores. 

Ya con la A-6 multicarril de vuelta y en esas amplias calzadas agradecemos que sea domingo y que así el tráfico no sea demasiado denso y/o agobiante. 

Entonces aparece la simpática estampa de un gran autocar más largo que un día sin pan y que tras establecer una alianza con las cuatro torres de Fuencarral, quiere mantener aún vivo el espíritu del Triceratops. 





Autobuses suburbanos e interurbanos de las más diversas líneas se incorporan a la A-6, salen de ella y/o utilizan las paradas laterales. Por fortuna los grandes autocares de líneas más largas no deben compartir las calzadas normales al disponer de la calzada Bus-VAO central propia. Una gran idea que espero se vaya extrapolando al resto de autovías nacionales y federales que acceden a las grandes urbes y a las megalópolis europeas si es que no lo han hecho ya. 

Ya estamos cada vez más cerca... 





...pero esque ni siquiera en domingo, redios. Y no había manera de estacionar cerca. Además de que el 124 D carece de algunos elementos que sí tenía el 1400 y en los semáforos la temperatura del motor sube así que hala, a un 🅿 y a dar un paseo hasta el puro centro urbano tan bonito que hay allí. Bueno, la verdad es que una de la pocas ventajas que le veo a una ciudad así es lo bonita que es. El resto como los embotellamientos para quien los quiera; desde 2008 que no he de padecerlos, no los echo en falta en absoluto. 

Y no odio Madrid, ni mucho menos. Pensar eso es equivocarse: simplemente no es para mí. 




No podemos olvidarnos de esa estampa... 

Algo que nunca será borrado de nuestras mentes. 

Nos marcó un antes y un después, como la línea de separación entre dos eras geológicas tras haberse producido el impacto del meteorito del Yucatán y haberse enviado a freír espárragos al 65% de la vida del planeta. 

Señores, qué elegancia, qué clase, qué derroche de ampulosidad y de saber estar, qué... En fin, un oso y un madroño siempre serán un oso y un madroño. 




La idea de haberle metido el emoticoño, monigote o como queráis llamar a "eso" respondía meramente al propósito de evitar lesiones irreversibles a las retinas de quien viese la imagen, o al objetivo Retinar de la Kodak que tratase de fotografiarlo. 

La súbita y amenazante aparición del territorial y agresivo Siren Head no nos hubiera causado tanto pavor. 



Procedamos a alejarnos no sin antes desear que el oso cobre vida durante unos segundos y tan sólo para saltar del basamento y asestarle un sapiazo con las garras tal que le arroje sin rebote alguno la cabeza por el alcantarillado. Así liberaría de tal sufrimiento, dolor, escozor, picor y desgarros a más de tres millones de personas. 🤣 

Ahora recordaremos el estado de la losa del Km. 0 y su situación durante el año de 2006...




...y su más que afortunado reemplazo. Aunque lo curioso es que las losas con las flechas de puntos cardinales las habían esperdigado alrededor, sin ningún tipo de cuidado ni criterio. 




Recientemente ha sido repuesta la losa tras unas obras con un acabado peor que nefasto. Así de claro y de simple. Pero nada de zarandajas... El resultado deja que desear porque a quién se le ocurre meter la losa en un intento de elipse que se parece más a la forma de óvalo de New Hampshire. Trataron de que se quedase integrado en un "círculo", pues pifia al canto y los puntos cardinales han desaparecido. 

Así que nos vamos a tomar un necesario refrigerio a un bar cercano. No acepté ni mirar el típico y tan manido bocadillo de calamares (que tendrá sus defensores y sus adeptos, sin duda pero a mí no me gusta nada, los prefiero en los típicos anillos). El calor que hay en la zona me impulsa a zamparme un helado y a mirar con ansias de hampón y de bañista tarado al congelador donde se guardan. 

O de traerme al Siren Head para la próxima y que se lo "pida amablemente" al dueño del bar, todo es posible ya en ésta vida. 




La jornada hubiera sido diferente de no mediar la circunstancia que indirectamente obligó a realizar la mayor parte del viaje de vuelta de noche cerrada. Errando en mis previsiones (a ver, todos somos humanos...), había previsto un encuentro con un buen amigo de hacía años en aquel lugar. Pero no obstante sucedió el imprevisto más malsano con diferencia de toda la jornada y de varios días a la redonda. 

Mi amigo se retrasó algo, totalmente normal. Y es que el tráfico en Madrid y sus circunstancias nos hacen tener más paciencia de por sí. Lo malo fue la aparición de una persona de la que poco quería yo volver a saber y que se acopló porque le dio la gana sin preguntar siquiera si a mí me parecía o no buena idea. 

Seguro que habéis dado en la vida con ese tipo de personas hedonistas que si no consiguen hacer y deshacer a su antojo se enfurruñan y acto seguido se oponen al mundo entero queriendo asesinar o ametrallar a todo su entorno. Pues sí. Mi amigo se acabó retrasando el triple por su culpa, el mero hecho de su aparición me dejó un ¬¬ de manual no por pocos días y para colmo retrasó nuestra vuelta al noroeste de manera notable. 

Lo mejor de todo es que éste chico y yo seguimos siendo grandes amigos a día de hoy y que semejante palurda, harpía y absoluta bruja redomada tras varios despropósitos finalmente ha acabado en el más merecido y absoluto ostracismo. Luego que si el karma nunca actúa... Pero cuando sí lo hace acaba agradeciéndose y no poco. Así, sí. 

Pero que nadie se lleve a engaño. El objetivo del día, el principal estaba cumplido con nota. Yo me había centrado en mi buen amigo (y en otro que venía con ellos, muy majete también). Así que no se empañó todo lo bueno de la jornada ni de lejos, hablamos además de ciertas rutas que me recomendó para el futuro (y de temas que no vienen al caso). Si bien se alargó por otros avatares, no acabó tan mal la cosa así que aquella jornada merece un notable. De un 7 ni sube ni baja, aunque podría volver a subir. 

Así que de todo ésto, que por culpa de ese subser a poco estuvo de convertirse en una experiencia con una persona malqueda de esas que os vais a ver y si hay suerte te pide disculpas a los tres meses, pero ni con esas fue capaz de torcer un día que nos regaló tal gozoso viaje partimos hacia el noroeste al fin cuando ya en el aire se vislumbraba la cercanía del ocaso, con todo lo que ello conlleva. 

Así pues, antes de Guadarrama tomamos la N-VI de nuevo la cual no soltaremos hasta el enlace que nos llevará a la ya A-6 en Adanero. Quedan cosas en el tintero, claro que sí. Y en el futuro daremos cuenta de ellas, eso por supuesto. Iniciamos así la vuelta a la provincia de León. Aún nos quedan cosa de 330 kilómetros por delante y a 100 Km/h de máxima, contando con una o dos breves paradas para cenar en ruta y es que hay que recordar que esos coches tenían sólo cuatro marchas.

Para nuestra sorpresa, ésto no acababa aquí. Qué va... Par de ilusos. Ahora que viajábamos por el carril a Coruña había algo que no habíamos visto y era menester conocerlo, merecía la pena. No es que los sitios para dar media vuelta sobraran pero fue posible sin perder mucho (más) tiempo. 

Aunque parezca mentira, ésto fue la N-VI, hasta no hace mucho... 




Todo el tráfico de la Madrid a Coruña durante las décadas centrales del siglo pasado tenía que pasar por aquí sí o sí. Es otro de esos lugares que causan una sonrisa torcida al imaginar unos camiones que llegan cuales calamares gigantes soltando una nube de tinta negra en modo defensa vital y se tienen que ceder el paso unos a otros. El goteo de turismos tras ellos, al menos aún no era demasiado inquietante. 





 Y ello fue por la aparición de un nuevo puente el que solventó el problema del estrechamiento y que además eliminó el paso obligado por esas curvas de radio medio y la travesía del caserío. 

El paso sobre el arroyo Piezga mejoró bastante, si bien no tanto como en otros casos que ya hemos visto donde fue un cambio de abismos - y nunca mejor dicho. 




Algunas marcas en sus viejos pretiles dan cuenta de diversos siniestros acaecidos hace muchos años ya. 





El contraste entre ambos viaductos es tangible, no obstante se aprecia una continuidad y es que aún en los años centrales de la centuria todavía varios de los puentes se construían así, a pesar de que tras la aparición del CNFE ya varias obras de éste tipo se venían haciendo similares a los que hoy podemos encontrar en cualquier autovía. 

Lo que hace especialmente bello el viejo puente se ve por los tajamares que desvían el agua de los apoyos para evitar así su erosión directa, y estar hecho totalmente de piedra labrada. Es hermoso, aun sin ser de lejos mi puente predilecto de la N-VI. 





Pero el nuevo puente se ubica en una muy suave curva, casi recta donde se permite adelantar y que durante momentos como festividades estivales o puentes (sic) ha causado varios sustos y maniobras evasivas por culpa de la gilipuertez manifiesta de ciertos paspanes que se piensan que están en un videojuego. Ésto no es en absoluto culpa del trazado (estupendo) de la carretera, sino de las de-mentes que des-lucen tales paspanes. Eso sí, es seguro que no juegan ya ninguna nueva partida si en uno de sus muchos arrebatos de necedad acaban por irse despeñados al lecho del río y de los restos lo más posible es que los tengan que extraer con la tan inestimable asistencia de una espátula. 

Hay mucho por lo que tener cuidado en la carretera y no creo que me canse de decirlo. 




Y aún hay más. No sé qué careto llevábamos ya, pero por si no fuese suficiente se nos apareció algo que tampoco se esperaba ver. 




En éste caso no me equivoco, esa época es sin duda el reinado de Carlos III. Durante su mandato se pudo acometer la mejora de muchas carreteras, se tendieron pasos elevados sobre arroyos y ríos que antes era necesario vadear o dar rodeos notables, los caminos anteriores ya escacharrados vieron su trazado y su firme mejorar de manera notable para el transporte de carros y diligencias. 

Carreteras que en su gran mayoría no sufrieron el menor cambio durante más de siglo y medio en el mejor de los casos. Quizás entre medias algunos puentes fueron ensanchados, por ejemplo pero no hubo apenas nada de todo ésto. 




Y aquí, en éstas casillas se alojaban quienes se encargaban de la vigilancia y el mantenimiento de las carreteras, y que lo siguieron haciendo hasta hace unos sesenta años antes de la aparición de una maquinaria más apropiada y una metodología más estricta. 

Muchas de éstas casillas incorporaban un almacén para los útiles y los materiales que los Peones Camineros empleaban en su dura tarea cotidiana. Pero no todas son iguales. En éste caso se trata de una casilla unifamiliar con el tejado a dos aguas, lo último es muy típico por el centro y el norte del país pero en el sur se ven casillas con techado plano y con un aljibe o un pozo añadido al lado para poder abastecerse de agua durante los largos veranos. No eran pocos los casos que se podían ver con hornos de pan y hasta una huerta para lo que hoy quizás podríamos llamar una primitiva (y loable) forma de autoabastecerse. 




No obstante también existieron muchas casillas de dos viviendas adosadas, pero al parecer no eran tan frecuentes de ver como las unifamiliares. 

Si bien permanecían las indicaciones de cuántos kilómetros faltaban para llegar a varias poblaciones más alejadas (lo del sufrimiento de transitar por tales andurriales ya si eso para otro día...), no estaban ya en su momento más pletórico. También las Casillas de Peones Camineros se merecen la absolución. 






Y vaya desde aquí mi más sincero reconocimiento y respeto por los que tan dura labor realizaban, con unos medios más que cuestionables y con ciertas trabas como nevadas copiosas, vendavales, lluvia horizontal, granizo, tormentas de verano, y tales labores se hacían aunque los Peones Camineros se dejasen la salud y hasta la vida en el empeño. 

Va por Ustedes. 👏 




Ésta fue la última visita dedicada del día que en menos de una hora se tornó en noche cerrada. Una pasada al estar despejado, no haber luna y tener la visión del Brazo de Orión por la ventanilla de un coche que comparado con las actuales burbujas de vidrio blindado con cara de mero gigante famélico o de nave espacial devoradora de almas que ahora pueblan las calles y carreteras bien podría parecer el ojo de buey de un batiscafo.




Tras unas horas de viaje y con dos paradas, una a estirar un poco las piernas y otra a cenar en La Hacienda próxima a Benavente (no recuerdo bien su ubicación precisa), llegada a la casa del pueblo, bajo la misma noche plagada de estrellas y aún me quedaba por volver a Asturias. 

¿Y cómo lo haría sin el coche? Muy sencillo. Ahora a dormir en la casa del pueblo, y mañana será otro día con otro viaje diferente... Para llegar a casa. 

Ahora bajo las sábanas y a conciliar un reparador y necesario sueño de ocho horas que sentará mejor que la sedación anterior a una operación. 

Buenas noches. 




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Buenos días. 

Hemos de decirle hasta pronto, a la vieja carretera nacional N-VI. 

Y las despedidas así no son agradables. 




Pese a ello, un nuevo día luce un sol fantástico. En 2012 el verano era pletórico y ésto lo hacía un año especialmente bueno y durante cuya época estival fue posible disfrutar de varios viajes más en la muy agradable compañía de una meteorología casi casi perfecta. 

Y el trayecto de regreso a casa no será menos. 

La carretera regional LE-420 de La Bañeza a La Magdalena, que también guarda cierta historia debido a un recorrido notablemente recortado nos saluda en una mañana soleada con la brisa fresca y la sensación que precede a los buenos viajes. 

Como el que se llevó a cabo ayer. 




A la espera del autocar de línea interurbana que me habría de dejar en León donde tomaría el autocar a Asturias, ya con la mochila de equipaje al ser un viaje de fin de semana, me despedí de la familia que vivía allí y me acerqué a desayunar al pueblo. 

Quedé gratamente sorprendido, y desde luego más que las últimas veces que utilicé éste servicio y es que el pan ha visto su lugar tomado por una cosa penosa que parece cartón tal como si lo hubieran llevado allí tras sacarlo de una impresora 3D pero de las más baratas y perroneras del mundo. 

No deberían recortar calidad en algo tan básico e indispensable como la alimentación. Ya veremos si llegamos a los 90 años de edad y, en caso de llegar cómo llegamos que esa es otra. Al menos lo que no es el pan es de calidad intermedia y está sabroso, pero redios... Ya os vale. 




Así que no. Mejor os vais a desayunar a la cafetería o directamente salía de casa tras desayunar (en mi caso no era ésta una opción viable al no haber comprado nada para ello, buen error de previsión).

En cuanto a la peripecia de llegar a León por la ya tediosa espera (las frecuencias no son malas aunque aún podrían mejorarse) tras haber creído iluso de mi que la línea es siempre igual y perder el autocar ya no hablo porque si no fuese por la amabilidad de dos chicas que viajaban en coche me habría tenido que quedar al menos un día más en el pueblo. Así aprendes, a base de errores. 

En la estación de autobuses de León no pudo ser mejor la sorpresa, a no ser... 




...que apareciera una joya aún mejor para hacer el mismo recorrido... 







No obstante, de todas formas iba a viajar a bordo de un Setra con otro nombre e iba a hacerlo con una comodidad notable y tras la puerta de entrada. Así iba a disfrutar de un viaje muy bueno, y las siguientes imágenes lo muestran. 

Lo dicho en anteriores entradas sobre la mejora de las protecciones de la AP-66 que se antoja urgente, también es válido para ésta imagen del valle de Caldas de Luna, tras haber pasado por... 




...exacto, el embalse de Los Barrios de Luna. Como bien se ve, la hidrología aquel año era muy buena. El regadío no faltó en los cultivos y ésto lo hacía un verano muy agradable y próspero. 




El gigante Fernández Casado, tan gigante como el ingeniero que le dio nombre, curiosamente tiene un contraste con sus ralos arcenes. La anchura no "permite" averiarse a un vehículo mayor que una motocicleta a su paso por el viaducto. 




En cuanto a paisajes y el encanto de la zona, ya lo hemos visto extensamente en otras entradas y aquí  se reafirma. 




El moderno viaducto de Oblanca, tomando nombre de uno de los pueblecitos inundados, de la carretera C-623 que une Villablino y León. 





Aquí no hay un puerto de montaña que pase al lado de la autopista: el Puerto de Pajares se halla a media distancia mientras que la AP-66 discurre por otra parte de la cordillera. En cierto punto, la autopista se ve a lo lejos desde un recodo, y también desde un área de descanso situada tras la salida del Negrón (la opuesta a la que vemos, que es el acceso desde León) se vislumbra el recorrido de la nacional. Da miedo. 




Desde aquí la autopista describe unas curvas de radio medio con un molesto contraperalte, el que incluso a un autocar de 13 metros con larga batalla y gran estabilidad a veces lo hace cimbrearse un tanto. No es una crítica ni mucho menos a semejante autopista, lo loable es que al final la consiguieran construir porque tiene tela lo del entorno donde acabaron encajándola. 

En ésta ocasión, al ir bajando por la calzada más alejada del barranco (que en ocasiones es un auténtico precipicio con vistas al inframundo debido a su actitud), no tomé más fotografías. 

La única que tomé fue la que menos deseaba tomar. La que indicaba el final del viaje. Y eso a pesar de que otro Setra me llevó a Avilés para llegar a casa tras kilómetro y medio de paseo bajo el sol. 




También es el final, por ahora de nuestro viaje por la N-VI. 

Otro de los que nunca desearía que acabasen.

A partir de aquí, se tratará de recorrer no pocos tramos sueltos y esperar un tiempo a poder realizar lo que queda de los kilómetros que restan hasta que la gozosa ruta Madrid a Coruña se vea completada y pueda así ser homenajeada de la mejor manera, una que ya está en fase de proyecto a medio plazo. 

Espero que os haya resultado un N-VIaje agradable y hayáis disfrutado de sus vistas. 

Volveremos muy pronto. 



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