Buenas noches a todos de nuevo.
Nos vamos ésta vez a visitar una de las vías secundarias, las antiguas y bien conocidas carreteras comarcales.
No eran tan anchas ni estaban tan bien tratadas, dentro de lo que cabe como las vías nacionales que aún así también las había que tenían bastante tela, como ya hemos visto y veremos en más casos.
La antigua C-622 era una de ellas. Si bien en teoría partía de la ciudad de León, en la práctica compartía varios kilómetros con la archifamosa N-630 y se separaba de ella en Onzonilla, para virar hacia el suroeste provincial.
Sus primeros kilómetros no padecían demasiados problemas ya que la zona está en el puro Páramo leonés. Así no veremos grandes trabas ni mucho paso estrecho, en comparación con otras que discurren por la falda de las montañas.
Lo primero que nos sale a la vista es una travesía que ha sido mejorada a base de dos aceras y una ampliación de plataforma por lo que no reviste mucho interés.
Algo más allá, teniendo que recorrer ya varios kilómetros nos sale el primero de los subtramos que conoceremos. Y es el abandono de una curva de radio medio pero para nada en mal estado. La capa de firme, de hecho se encuentra en unas buenas condiciones. Diríase que no se trata de riego asfáltico.
La variante, que hasta la llegada a La Bañeza es la actual CL-622 se abre paso con una suave curva, y con dos arcenes que no resultan muy escasos. Para una velocidad máxima legal de 90 Km/h es bastante digna.
Pero fijándose más, a lo lejos parece vislumbrarse algo más por el lugar.
Y en efecto es asi: la variante se hizo cortando la carretera vieja para poder tener un trazado más cómodo y menos accidentado, toneladas de tierra y roca de por medio para elevarla sobre éste terreno semi árido. Desde luego en el verano de 2017 nada parecía amistoso ni apenas agradable debido a la sequía que padecimos.
No es así siempre, ni mucho menos y durante alguna visita posterior toda la vegetación de la zona se hallaba más verde y exuberante que en éste caso. No vino mal para el reportaje pero no es que me plazca demasiado lo de notar el estar en una aparente sabana.
Aún así, el firme todavía parece que se resista a claudicar. Es llamativo el buen estado relativo que mantiene a décadas ya de su reemplazo por la nueva y más adecuada carretera actual.
Muy típico de las carreteras que pasan por comarcas donde no hay apenas un río, algunos canales y riachuelos y, si acaso, alguna colina aislada. No vamos a encontrar casi nada que nos llame la atención salvo en el caso de toparnos un curso de agua, siendo en éste que nos detenemos junto a dos pares de malecones cada uno a su vera: lo más típico y reconocible en las carreteras de hace un siglo. Y es que tampoco parecía hacer falta más..., entonces.
De hecho, en la mayoría de los casos lo de disponer los malecones o el pretil se limitaba a la longitud estricta de la obra de fábrica que había. Ésta visita así no nos muestra algo diferente para nada.
La anchura de la plataforma, cómo no se mantiene impertérrita. No es ningún drama de viaducto ni un pontón alto como el diablo, no hacia falta más que tenderlo y sin embargo, no siempre fue así...
...porque al estar en una sequía tal no existía ni un hilo de agua, así que había sido posible bajar hasta allá para ver que su anchura fue ampliada hace ya muchos años. No sería un mal paso en el caso de discurrir justo por ahí la nueva carretera, y el vehículo bien lo demuestra en la imagen anterior.
Estando cual víctima de un estiaje tal que vaciaba embalses a una velocidad fulgurante, fue agradable en extremo la aparición de unas nubes que casi, casi hacían la gorra innecesaria salvo por el maldito calor y es que a 38°C estaba esa tarde la población más cercana.
La fotografía sólo fue tomada porque la llegada de las nubes lo favorecía que si no, habría seguido a mi bola.
Algo más allá, sí que existe algo más peligroso que el paso sobre un arroyo y se trata de un cambio de rasante. Leve, sí pero en plena aproximación a una curva a pocos metros más allá.
Aquí no veremos un solo paso a nivel. No existe ni uno en toda la zona. Pero no eran los únicos problemas que se veían en las carreteras y desde luego, tampoco los únicos que ofrecían alto riesgo. Dando casi igual la ubicación en llanura o en montaña.
Con un buen firme no había problemas y así se nos presenta el lugar. Pero no nos olvidemos de que es la última de las capas aplicadas. Es muy probable que en los años 50 y quizás 60 tan sólo estuviese bien afirmado el centro de la calzada, dejando los laterales de la plataforma recubiertos de pura grava compactada o hasta de piedra, y así se producían graves accidentes cuando se llegaba aquí. Desde luego hace menos de un siglo semejante situación estuvo prolongándose en el tiempo... Durante quizás demasiado tiempo.
La curva inmediata parece que sea un cruce ya que es ancha, muy ancha, cabe preguntarse el porqué de ésto. En una zona casi llana y sin estrechamiento alguno que requiera cesión de paso, no parece muy lógico. Siempre me llamó la atención el sobreancho de éste punto.
Comparando la foto anterior al lado del puentecillo, es la mitad que aquí... Nada menos. No, no es algo que admita queja ni nada, lo que llama la atención es la casi absurda diferencia en anchura y es que tampoco había aquí ningún área de descanso ni nada parecido... Peculiar, desde luego...
Tras la curva, la antigua C-622 es tan ancha como antes de llegar. Aquí existe otro elemento de interés más.
Pero cualquiera lo diría ya que no hay ni pretil, ni una arcaica barandilla ni nada de nada. Pero también éste arroyo estaba más seco que el Atacama. Repito que no era nada agradable salvo por la sombra de los árboles en éste punto exacto del camino.
Y no podemos negar que éste paso es bonito de ver, aunque sea de hormigón y no de piedra viva. Lo que es ya algo más raro es que no exista nada que nos señale que nos acercamos a él...
..., bueno, pero eso nos pasa por haber llegado varias décadas tarde. Sí que nos lo indicaba, y en éste caso nos protegía aunque sólo fuese a medias... Volvemos a ver cómo un guardarraíl se colocaba mediante el burdo sistema de cuatro taladros y a anclarlo con cuatro enanos tornillos a la base hormigonada. Ésto no es capaz de ofrecer ninguna protección decente a vehículos más grandes que simples turismos, por mucho que la bionda esté dotada de más del doble de postes. Desde luego es bastante más efectivo si se incluye un bordillo ya que éste y la bionda se suelen hallar en el mismo punto vertical así que ambos se apoyan mutuamente. Y ni así es algo de recibo en una carretera de cierto nivel.
Tampoco se ve nada ya, pero sin duda os garantizo que la bionda empezaba de golpe y en modo hacha, lo que resulta absurdo tratándose de un elemento de "protección" pero si nos ponemos en modo tiquismiquis maquiniquis y nos empezamos a fijar en todos los tipos de protecciones viales de hace ni 40 años nos darán ganas casi de quedarnos en casa y vender el carnet, hasta regalando con ésto el jugoso extra de los puntos del carnet de la abuela. 😂😂😂
Tras éste pequeño paso sobre el agua... cuando la hay, describe una curva a la derecha y se dirige hacia una pequeña alameda que no existía antes que la variante. Los árboles son jovencísimos.
Nos encontramos conque la veterana carretera se queda cortada por el talud sobre el que viaja la variante, pero todo éste tramo tiene sentido al existir un afortunado paso inferior para que lo utilicen así los propietarios de las fincas que existen en la zona.
No por inesperado es éste instante más surrealista... o tal vez sí. El tramo y el modelo nuevos van y se alían para conseguir un efecto curioso. Abajo se quedan el modelo y el trazado más antiguos.
No habría conseguido algo así en caso de haberlo buscado, y es que ese tal Murphy bien podría haberse estado calladito... 😂😂😂
También los hitos de piedra se quedan en el ostracismo. Pocos se utilizan en la práctica salvo algunas excepciones que son muy notables y desde luego loables. Aquí vemos la actual denominación de la carretera.
Puede llevar a engaño la imagen, pero la anchura es la misma que antes. Sólo la vegetación ha crecido algo y parece así que la calzada es un metro y pico más estrecha de la realidad. Los años de abandono siempre hacen mella.
Una vez conocido, y por qué no decirlo gozado éste curioso tramo seguimos rumbo al oeste y sólo para seguir con la visita a otro subtramo más. Una recta que tenía dos curvitas en ángulo como extremos y, así, acabó reemplazada por una tan suave que resulta apenas perceptible curva a derechas.
Visto así, esas dos curvillas se podían hacer más suaves pero quizás la colina que existe en éste lugar tampoco así lo aconsejaba. De tal modo que la recta se ha quedado a orillas del progreso y se ha de conformar con ver el tiempo (y el tráfico) pasar.
Pese a todo ésto, lo cierto es que no se le notan apenas síntomas del olvido al que ha sido castigado. Aquí sí se nota que es riego asfáltico lo que se aplicó en su día y ya no se pudo beneficiar de más. La variante llegó, vio y venció.
Y lo cierto es que ni por anchura ni por tratamiento superficial tenía apenas por lo que quejarse el usuario de ésta buena carretera comarcal, teniendo en cuenta las que se ubicaban en zonas de alta montaña o en una sierra o una cordillera.
Incluso disfruta de algún cuidado, ocasional sí, sin duda pero al menos se puede pasar por ella ya que hay más fincas en el campo abierto que utilizan éste pequeño tramillo. Lo de pasarle la sierra al árbol que pretendía crecer de tan indolente manera y cortar por siempre su acceso es indicativo de todo ello.
No obstante, no todos éstos antiguos viales han disfrutado de la merecida absolución y aquí veremos por qué. Ya cerca de una de las más importantes urbes de toda la zona vemos éste más pequeño tramo antiguo.
Y acabamos decidiendo que su segunda vida se basa en darle servicio a unos vecinos de las casas próximas, y que así les brinda también más seguridad ya que la calzada principal se ha alejado de sus puertas unos metros.
Es pues posible tomar la carretera de forma más segura por la intersección, que se encuentra a pocos metros de aquí. No todo va a ser malo, ¿no? Y vemos que en éste caso tiene todo su sentido.
No veremos nada más. Hay un puente sobre el río, pero sólo existe el de la variante. El anterior ha desaparecido y al menos, tras la protección de esa tan socorrida bionda un sendero toma el relevo de ese antiguo puente. También los peatones se han beneficiado pues.
Los últimos metros tra los accesos a las fincas bien pueden servirnos para dejar un turismo aparcado. Aunque hay más espacio en el casco urbano que se ve de al fondo, por qué no.
Aquí también se resiste la capa de riego asfáltico superficial a desaparecer, y tal circunstancia me brindó la ocasión de tomarme cierta e innecesaria licencia churro artística.
No termina aquí nuestro viaje por la ya venerable C-622 leonesa.
Volveremos muy pronto...
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