N-VI Madrid a Coruña. 6ª parte. Caserío del Puente: Tres Épocas, Una Historia

Buenos días. 

Nos trasladamos a un paraje muy típico, lleno de vida y de historia.




Pero no estamos viendo ese puente que sale en primer plano, claro que no. Si bien tampoco desmerece en absoluto. Lo más curioso y chocante de todo ésto es que los tres viaductos, que viajan en paralelo son de épocas totalmente dispares, pero que aún así mantienen un innegable aire de familia.

Hay que fijarse un poco más para ver de qué estamos hablando y del objetivo principal de ésta parte de la ruta nacional de la Carretera de La Coruña.

Vamos a visitar un punto conocido por los amantes de los pasos históricos sobre ríos y similares, pero que por una un otra razón permanece aún hoy como un completo desconocido para la gran mayoría. Y es que no suelo comprender ésto del asunto y de cómo parte de la historia no les interesa a muchos. Es casi como si no les importasen para nada los hechos.

Antes de empezar dejo un enlace a la parte anterior de ésta ruta, tan variada como entretenida. 

Así, y para empezar situémonos junto al antiguo paso de vanguardia el cual está ubicado en el kilómetro 258 de nuestra carretera radial. Un lugar que tiene más tela de lo que parece. Vamos al grano. 

Nos acercamos al lugar y ya antes de llegar es notable la manera de cómo se ha cercenado el acceso oeste, para lo cual es necesario un desvío. 




La antigua recta está allí, elevada mediante un buen muro sobre el terreno junto al río Esla pero habiendo quedado completamente cortada por ambos extremos y sin esperanzas de poder ser restaurada, al menos por ahora. Lo más posible es que se pueda recorrer a pie pero con botas de campo y sumo cuidado para no romperse un tobillo o quizás algo peor. Se desconoce su estado actual. 

También considero totalmente fuera de lugar el haber destruido parte de la tan bella estructura que veremos ahora, y aun a riesgo de equivocarme estoy seguro de que se podría haber resuelto de otra forma. Pero no me expandiré hoy mucho con la soberana hondonada de collejas, así que vamos ya al grano. Veamos la situación y qué tal se nos presenta actualmente toda la zona. 




Así que se hace necesario llegar al lugar por el camino paralelo al cual se accede por la anterior rotonda que también nos llevará a la autovía A-6 y a la muy cercana A-66 que se toma a unos cientos de metros. 




Allí se halla el río Esla, con un gran caudal durante la mayor parte del año. Tampoco durante el verano de 2012 tan reseco es que anduviera precisamente escaso de agua. La situación era mucho mejor durante el verano de 2018, muy agradable en todos los sentidos. 

Y entonces nos topamos con una pura ruina según vamos por debajo de dos viaductos paralelos. ¿Ya empezamos? ¿Qué diablos ha sucedido aquí? 




Pues es la estructura llamada Puente Viejo. La causa de que al probitín nos lo encontremos devastado es que se le asestó un tajo para construir la variante que luego (todo a su debido tiempo) visitaremos. Su estado es deleznable e incluso bien se puede definir como penoso. Resulta que es éste el antiguo puente sobre el río Esla, así que bien podría parecer que algo no muy bueno le debe haber pasado para quedar en ese precario estado y sin aparentes esperanzas de poder ser recuperado. 




Algunos de los tajamares del puente se han ido despiezando y alguno incluso se ha derrumbado con el paso del tiempo. No nos resulta que digamos un panorama bello o halagador. Y también carece de pretiles o cualquier tipo de barandilla: visto el resto es más que probable que fuesen los primeros en desplomarse solos por el efecto de la corrosión y el deterioro de los años que lleva expuesto a los elementos. 





Consultando, buscando una fuente de información fidedigna es éste viaducto el que le dio merecido reemplazo a mediados del siglo XX. Vale, no discutiré que el pobrecillo se quedase tan escaso de anchura que ya fuese mejor tender un paso nuevo sobre el lecho del río para tratar de evitar una costosa (y no menos tediosa) reforma que además iba a estrangular el tráfico sí o sí. Eso es evidente. 




Aún así, bien se podría haber hecho algo con el antiguo puente majestuoso en su día y que ahora languidece en un ignominioso estado de ruina total, y ésto es algo que ya sobrepasa los límites de lo penoso, siendo de esperar y temer que se acabe derrumbando él solito durante las próximas décadas. 




Aún con algunas esperanzas si bien éstas eran casi vanas, habrá que hacer lo que se pueda hacer antes de que se venga abajo, y desde luego una imagen de las arcadas justo bajo éstas se descarta no ya de inmediato sino que ni siquiera llegas a pensar por un instante en meterte ahí. No quiero ser víctima de mi propia curiosidad ya que no es pequeña la posibilidad de que un sillar se te venga encima justo en el momento de hallarte tú ahí debajo. 




No es que sea mejor idea, pero sí que es "menos peor idea" lo de ir y subirse a él ya que, pudiendo elegir, pues sí es "preferible" irse de allí con un esguince de tobillo que con los pies por delante. 




Apenas se ven en la imagen por la vegetación tan abundante y alegre de aquel verano, pero ya colocaron unas buenas rocas para que nadie tuviera la osadía de acceder a la ruina con ningún tipo de vehículo. Ésto no iba a ser una buena idea porque, o bien te quedarías encajado en un agujero o bien te esmorrarías. Literalmente y sí, pronto veremos por qué existiría la posibilidad de quedarse esmorrao allí. 




Siendo un verano con semejante y tan bello verdor, no me quiero imaginar lo desangelado y triste que puede ser éste lugar en un año de estiaje como el que ahora acaba, y aún así siendo algo moderado ya que el agua aquí no escasea y se encuentra muy cerca. 

No parece que se halle en tan precario estado como lo parece según te vas acercando y estacionas por allí. No es que tampoco sea ya una carretera y desde luego ya jamás volverá a pasar ninguna sobre su tablero, lo que no deja de resultar un poco triste. 




La anchura no era mala para que pueda cruzarse un par de vehículos; pero tengamos en cuenta que los bordes se han estado cayendo a pedacitos y ya ha perdido una parte de su anchura útil así como cualquier tipo de pretil o valla que hubiera sobre él. A tal punto que no conozco ni una sola imagen de cuando ésta parte se encontraba en servicio para la carretera N-VI, si es que algún día llegó a transitar con ésta moderna denominación sobre ésta sección del puente, cosa que se antoja dudosa al menos, según te hallas sobre él: parecería que ya hubiera pasado un siglo entero desde su abandono por la construcción del viaducto moderno.




Algo de luz arroja su firme de riego asfáltico que curiosamente, sigue allí sin haberse pulverizado. Parece que sea más resistente que el propio puente, y aún hoy se puede saber gracias a ésto que por lo menos fue el paso principal hasta bien entrada la década de los 30, si no incluso algo más. Posiblemente sí que llegase a pasar por él cuando ya se denominaba N-VI... 





Pero desde luego y a pesar de que haya aguantado el peso de una persona, yo no me volvería a aventurar otra vez tan alegremente sobre él a tenor de lo que nos dicen las imágenes tomadas desde la zona que lo circunda. Es bonito... A rabiar. Pobrecillo... 





Y es evidente que además del peligro de que si pasas con un vehículo sobre él y se venga abajo una parte para quedarte allí arriba empanzado, como lo dejaron cortado de un hachazo al construir el nuevo paso de vanguardia, en caso de no suceder nada raro antes pues te ibas a tomar por saco contra el suelo rocoso y quedarte esmorrao vivo contra el otro puente, así que loado sea quien colocó allí ese montón de rocas. 

Ésto también afecta a nuestra bonita ruina ya que la agresión del hostil invierno con su nieve, hielo y viento penetra de manera directa por la roca desprotegida del extremo cortado del puentecito, afectándolo aún más. La consecuencia más esperable de ello sería como mínimo un desplome, cuando no un derrumbamiento directo. 





Teniendo en semejantes condiciones el Puente Viejo, así como muchos otros y bellos símbolos de la ingeniería civil y/o viaria en un estado deplorable,  veo con un creciente sentimiento de rechazo el mero hecho de ser invitado a colaborar de manera "desinteresada" con ciertas páginas y/o webs que pretenden lucrarse con la organización alguna suerte de "rutas organizadas" por las que hay que pagar un pastón por ver y visitar lugares que tú mismo, y además haciendo en ello una inversión notablemente menor puedes visitar a tu antojo cuando y como te dé la real gana y eso además alojándote y comiendo donde te plazca sin dejarte en el intento el doble de presupuesto. Yo no soy capaz a sentir la más mínima simpatía por quien, y ya sea bien en éste u otro sentido opta por el propio lucro sin ni siquiera mirar por el bien común, que es el reclamo por la recuperación de los muchos y variados elementos históricos aunque sea en un blog o una página de Facebook. 

Hace aquí pues su segunda aparición en el blog la señal de peligro CLL-1, y ello podría ser también aplicado de manera retroactiva en los reportajes que así lo precisen. Es un poco hecha a lo rápido, pero deja constancia del certero riesgo que se corre. 




Una alternativa loable es lo que existe para la Ruta de la Plata, que sigo con regularidad: con algo de éste tipo no tendría el menor reparo en colaborar si ya la hubiera visitado y tuviese algún material gráfico que les pudiera venir bien para su objetivo primordial. 

Y ahora pasamos a lo de haber dejado el puente muriéndose de pena y siendo machacado por la intemperie sin el más mínimo reparo. Es que hay que tener pocas luces o cuando menos ser un cazurro integral y toda una retahíla de barbarismos y una sarta de soeces vocablos aplicados cuales adjetivos ya que no tiene ni puede buscarse el menor sentido a haberlo dejado así arruinándose poco a poco, por el simple motivo de hacer un puente nuevo. Algo que bien se podría haber abordado con sólo haberlo conectado al viaducto nuevo lo cual incluso en la actualidad no sería visto raro en caso de existir, hasta con la aplicación de una ulterior solución de incorporación mediante un simple ceda el paso con un carril de aceleración que tomaría el relevo del actual carril derecho el cual, durante años, ofició de carril exclusivo para los vehículos que por masa y dimensiones no tenían de ningún modo permitido el acceso a la parte anterior del puente. 




En la imagen superior, que ya no se repetirá, vemos la parte del histórico puente que sigue en uso y en un estupendo estado de revista, siendo con mucho la sección más pura y más bonita por cuanto es la única que aún permanece relativamente intacta y ésto tras tenerle que haber metido mano ya en algunas ocasiones por los daños que se han ido produciendo de manera natural por fallos de cimentación o grandes riadas. 

Sigue siendo bello y digno de admirar. 




Ésta sección jamás se abandonó, y hoy sigue en uso. Pero se ha limitado su acceso de forma drástica para que la masa de ciertos tipos de vehículos no le causen más daños de los que ya ha sufrido, por ejemplo algún hundimiento de parte del firme por culpa de la desestabilización de algunos estribos y que causó su total cierre mientras se efectuaban las obras. 




Tampoco su anchura es excesiva. Ésta fotografía fue tomada en el verano de 2018 con un contraluz notable, razón por la que sale con una calidad media pero sirve perfectamente para ilustrar lo que comentaba: la necesidad ya más que apremiante del cambio. No había aún demasiado tráfico en los últimos años de la década de 1950... Pero todo iba a cambiar de manera dramática en la siguiente década. Fue un acierto. 




Aún así, pese a sus ocasionales y poco frecuentes achaques es éste un viaducto muy típico, bonito y resulta una buena experiencia llegar aquí y tratar de rememorar qué tal se las debía apañar el tráfico de la época por éste punto de la Carretera de La Coruña. 





De manera llamativa, una parte del espectacular puente se vio afectada por una cruenta guerra. Ésta sección la volaron por los aires los ingleses en retirada durante la ya lejana guerra de la independencia. Así que tuvo que ser reconstruida años después y dejando una calzada más estrecha; tampoco guarda de lejos las mismas dimensiones y resulta que sus arcadas y apoyos no parecen tener nada que ver, resultando bastante divergente con el resto de la majestuosa estructura que hemos visto sobrevolando el río. Parece salida de uno de los modelos oficiales que hace tanto tiempo empezaron a imponerse para ésta tipología de construcciones civiles. 





De vuelta sobre la parte más antigua y típica, podemos sentarnos y descansar ya que, como se ha visto, posee unas zonas más anchas, que se asientan sobre unos notables tajamares que bien pueden semejar ser más bien unos buenos contrafuertes y nos sirven para relajarnos mientras ojeamos el paisaje de la zona aun con el ruido constante y es que no cesa jamás el tráfico pesado por la autovía que pasa justo al lado, a pocas decenas de metros. 




El clima allí es espléndido, se siente la brisa que te insufla nuevas energías en éste paraje acogedor. El agua sigue imparable su rumbo hacia el Duero en el cual desembocará más allá. El río es caudaloso y trae unas aguas de una claridad masiva bajo cuya superficie llegamos a ver varias formas de vida a pesar de la fuerza del propio río que sigue incontenible su rumbo. 





Y si por el oeste henos visto un acceso cortado, por aquí también podremos, eso sí, en éste caso hay que fijarse bien. 

Resulta que la zona que se ve a la derecha del camión era la antigua recta que desembocaba en el puente. Y si bien ya no queda resto alguno bajo la vegetación, sí se puede adivinar en planta: se trata de la zona algo más oscura bajo lo que parece haber sido la calzada pero, evidentemente, no lo era. Y hay que dar un pequeño rodeo para legar hasta aquí. 




Atención porque en una entrada futura nos meteremos de lleno aquí. Es digno de reseñar lo que se pudo ver hace una década en éste lugar que se conocía como Caserío del Puente por buenas razones. De hecho, existen unas cuantas viviendas que siguen habitadas, cosa que teniendo en cuenta la cercanía de un poblado que vive en parte del transporte por carretera, es lógico y normal. 




Aquí se ve la zona que comento a la derecha del camión y que era la antigua recta de bajada hacia el río. 





Y si ya le hemos echado un buen vistazo al Puente más Preciso del Reino, no nos vamos a quedar decepcionados cuando estemos conociendo al viaducto que lo reemplazó. Antes aún vamos a tratar de comprobar algo más sobre su historia.



 
Como dícese por el propio Carlos Fernández Casado, el puente se pudo sustituir en los años 60. Las nuevas técnicas constructivas y un aumento importante de la IMD del tramo ya aconsejaban que a éste importante viaducto se le diese algún paso más desahogado para el creciente tránsito vehicular que se preveía en la década de 1960 pero que durante ésta y la de 1970 llegó a desbordar todas las previsiones, al punto de que por cada una de ellas el nivel de tráfico había aumentado nada menos que entre un 900% y un 1100%.

El imprevisto y sorprendente nivel de tráfico pesado ya no era aconsejable para un viaducto que se había visto obligado a ser reparado en numerosas ocasiones, y ya era vital otorgarle a la Carretera de La Coruña una solución que pudiera garantizar la seguridad de los usuarios mediante la construcción de una moderna estructura de mayores dimensiones, más elevada sobre un río con sus constantes avenidas y dotado de unas características de anchura y de calidad consecuentes. 




Así, pronto se dispuso de una buena manera de cruzar el río Esla, una vía de alta capacidad con dos arcenes y un par de amplios carriles, y estando dotada de todas las características para el servicio necesario que debería brindar una carretera nacional moderna, si bien en las décadas posteriores fue mejorando aún más gracias a la adición de nuevos elementos de seguridad. 

No obstante aún se puede y se debería hacer algo para mejorarla, y no es otra cosa que recambiar o reforzar lo que es aún una bionda simple como las de hace décadas y que, siendo un río bien caudaloso lo que espera abajo, bien se merece ser complementada por más postes reforzados y bionda inferior, lo que sería bastante acertado teniendo en cuenta la masa (y también la cantidad de viajeros) de los vehículos que pasan por el viaducto a todas horas. 




La estructura de hormigón del moderno viaducto de N-VI se aligeraba aún más mediante éstos tímpanos aligerados que así se apoyaban de forma indirecta en las pilas principales, optimizando la masa del viaducto así como la cantidad de material a emplear con lo cual se mantenían elevadas la fortaleza y la integridad de toda la construcción. 





Éste viaducto sirvió durante varias décadas a la Carretera de La Coruña hasta que durante los tiempos de los 90 y sin apenas modificaciones se adaptó a fin de convertirse en la calzada sentido Ponferrada y Galicia de la antes aún llamada N-VI y, ahora, actual Autovía del Noroeste.




Curiosamente se le dotó de una escala mediante la cual es posible conocer el nivel freático del río y el caudal que desciende hasta su desembocadura en el Duero. 




Éste viaducto sigue ofreciendo ahora un servicio intachable a la autovía A-6, soportando un nivel tremendo de tráfico pesado durante todos los días del año mientras el agua fluye bajo él. 







Continuaremos muy pronto... 

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