N-VI Madrid a Coruña. 7ª parte. Caserío del Puente: Tres Épocas, Una Historia (II).

 Buenas noches a todos.



Me había quedado durmiendo unas noches en un alojamiento cercano, muy próximo y parte de un área de descanso y avituallamiento de la autovía A-6 ya que estaba tan próximo al objeto de ésta visita que sólo por ello ya merecía la pena, además de no poder desdeñar en absoluto el hecho de contar con sus servicios como son tienda, restaurante, gasolinera, autolavado, los accesos poco menos que inmejorables a tres grandes rutas nacionales y demás cosas que no por evidentes hay que tomar a la ligera.

Así, y además de la proximidad de los poblados de Castrogonzalo y Benavente bien pude apañármelas unos días de agradable asueto veraniego.

Estábamos pues, con la visita a tres viaductos paralelos y de los cuales ya hemos visto dos de ellos en la entrada anterior. Ahora vamos con el más moderno de todos, que si bien es cierto que diverge bastante de sus dos compañeros, tampoco desmerece.







Como vemos, el caudal del Esla lo hace un entorno particularmente agradable, y no es para menos. Un curso fluvial que resulta próspero y que ni siquiera en los más tórridos veranos de eatiaje, como pude comprobar personalmente el mes de septiembre de aquel semidesértico 2012 (henos visto sus efectos en uno de los reportajes sobre Los Barrios de Luna), reduce de forma notable el nivel de las aguas que se puede apreciar en la escala de uno de los pilares del paso intermedio, el cual se asienta en el lecho del río y que ya hemos podido ver bien en la anterior publicación.

Así pues, una vez visto todo ello vamos a pasar a los planos que nos pueden dar una cierta idea de la época durante la que apareció la primera variante, que es el actual viaducto intermedio.






No aparece en los planos del mtn50, y es muy posible que su apertura al tráfico rodado se produjese justo antes de que iniciase el año 1960. Desde luego vino a mejorar de manera notable la anterior situación, aunque el precio a pagar por ello fue que buena parte se quedase abandonada y que se halle hoy en un estado ruinoso.

Visitando por debajo ésta variante, que es posible gracias a la zona cercana a las aguas accedemos también a la más moderna de las tres estructuras.




Curiosa es la solución empleada por varios aspectos, uno de ellos es que sus pilares de apoyo son la mayor parte de su propia construcción. 







El tablero propiamente dicho es así muy pequeño, y se apoya directamente en el resto de la estructura del viaducto. Va bien apoyado y fijado a ella de manera consecuente para no resultar dañado por la meteorología de la zona con sus veranos cálidos e inviernos muy fríos, y todo ello con el maltrato al que se ve sometido por la sal que se esparce en los períodos de nevadas copiosas. 





En el momento de mirar más abajo es cuando se da buena cuenta de que los apoyos no eran tales. Realmente están un poco más abajo... Éstos son los muy curiosos pilares de apoyo, sin duda los más pequeños que yo haya visto jamás para un viaducto de tamaño respetable. 





Llama la atención el cuidado que se ha puesto en otro de los apartados. Sin que se haya optado por el típico viaducto de vigas prefabricadas colocadas sobre las muy típicas columnas ya sea o no con una celosía metálica entre ellos, aquí se optó por no romper en demasía el encanto del lugar: toda opción ha sido reemplazada por una subespecie de moderno viaducto de arcos como lo son el par de paralelos más antiguos que se hallan a pocos metros aguas abajo. 

Sin duda, toda una rareza y algo digno de loa en cuanto a un viaducto nuevo. 





Pero no es menos llamativo el resto del entorno, y no me refiero ahora a los ya vistos puentes anteriores. 







El nivel de tráfico pesado es a veces tremendo, y conste que éste reportaje no muestra uno de los tan comunes momentos de mayor intensidad, más bien al contrario. 








Y es que aún así cualquier pretexto es bueno cuando se trata de inmortalizar éstas tres joyas de la ingeniería civil. 




También es digno de mención lo que se encuentra más allá, así como algo que ya no se puede ver debido a que resultó demolido hace unos años y nos dejó sin parte de la historia de nuestras grandes rutas del pasado, lo que desde entonces considero una barrabasada y aún hoy lo sigo pensando (y es una convicción que ya no variará) por cuanto bien se pudo aprovechar otro lugar cercano para lo que se hizo después.

Desde luego, no me refiero en absoluto al paso de una enorme cosechadora de marca Claas que rodaba por el carril derecho (entonces segregado) de lo que un día fue la variante. Ya entonces, hace una década se optaba por desviar a los vehículos más grandes hacia la A-6 en ambos sentidos, lo cual era en sí una buena decisión para la conservación de la calzada más antigua. 





Y aunque ahora se pueden ver masivos gigantes llamados megacamiones, nada menos que conjuntos de vehículos de 25,25 metros de largo que tienen una masa máxima admitida de 60 toneladas por aquí siempre han pasado y pasarán todo tipo de vehículos pesados a cualquier hora del día y la noche. 

El de la imagen me provocó una cierta sensación de capricho ya que soy un entusiasta de éste modelo de coche, y a quien le parezca un cepo allá él y que siga conduciendo su 320d E36 quemado de quinta zarpa hasta que lo deje tirado por quincuagésima vez, así que pista.

La lástima es que el modelo actual sea una digievolución de un Playmobil, que un gemelo tenga todo el puesto de conducción de una videoconsola y en fin, que me quedo de calle con el Opel Combo que también se fabrica en la misma planta viguesa y no deja de ser lo mismo que ellos. 




Vamos más allá. La antigua calzada se abandonó totalmente al tender la muy esperada variante, y hoy apenas se nota mucho de lo que hace no tantos años fue la carretera principal. 




En tal situación poco queda del firme que se ha ido pulverizando, y la dura meteorología de la zona ha hecho que esté desbaratado, no se aprecia nada de riego asfáltico. Tan sólo grava a pesar de que sí recibió ese tratamiento pero el clima no tiene piedad ni compasión. 





A veces eso sí, no hay nada más duro y malévolo que la propia mano del hombre, o en éstos casos la garra de la retroexcavadora... manejada también por la mano de un hombre que a veces recibe de otros "hombres" unas órdenes que podrían definirse por lo menos como luctuosas. 

Aquí veremos lo que era la localidad ya vista en los planos, Caserío del Puente y lamentablemente demolida o al menos parcialmente. Ésto que vais a ver fue la agradable sorpresa que se vio al tomar la simple decisión de seguir la antigua calzada. La Casilla de Peones Camineros ubicada en el kilómetro 258 de la N-VI. 









La sorpresa fue máxima cuando se dio buena cuenta de que una parte fue en realidad un añadido ulterior como la posible caseta de aperos, algo que se supo cuando aparecieron allí mismo éstas indicaciones de las distancias a recorrer hasta otras poblaciones de la ruta en lo que, en principio, parecía un muro interior de la propia casilla. 




A SAN ESTEBAN - 7 Kos
A VILLALPANDO - 21 Kos
A MADRID - 258 Kos




Tras la sorpresa de la casilla había que volver al lugar de partida, el trío de magníficos puentes sobre el Esla. Y no acababan aquí las agradables visiones de antiguos elementos, qué va. Uno de ellos es éste hito miriamétrico, que bien podría datar de una instrucción del año 1860 pero que fueron reaprovechados casi todos para la de Manuel Pardo cuya vigencia comenzó en 1892. Y aún más, porque todavía sirvieron muchos de ellos como los hitos miriamétricos tras la vigencia del CNFE en 1926 y más allá. Sólo con la llegada del Plan Peña de 1939 se les reemplazó en la teoría, claro: los hubo que todavía resistieron como miriámetros de fortuna hasta la llegada de los postes metálicos en la década de 1970, así que no se les puede hacer más que una reverencia al pasar frente a ellos y verlos aún agazapados en lo más frondoso de la cuneta. 

Además éste ejemplar de alguna forma ha sido reutilizado y aunque ya se nota el maltrato del tiempo en las leyendas labradas en la propia roca, ahora tiene las funciones de fuente para las pocas viciendas cercanas y para los paseantes así que sigue estando de actualidad. No es nada reprendible, y a quien se le haya ocurrido la idea no se merece algo menor que una reverencia. 




Y sí, éste edificio es lo que parece que queda de lo que eran los Paradores de Castrogonzalo. Su acceso fue cercenado al hacer la conversión de N-VI a calzada sentido Galicia de la actual autovía pero siempre tuve la sensación de que ya había visto cerrar sus puertas antes de que ésto sucediera. 




Parte del reportaje oficial, que en su día se verá consistió en una muestra del más que ocasional rebacheo del firme de la parte del viaducto original que se había volado durante la guerra de la independencia. Era el tramo con peor firme de todos, y de lo estrecho qué decir ya que los guardarraíles bien se pudieron haber colocado en toda su extensión una vez que se los iba a instalar, en lugar de dejar semejante paso estrecho allí pero no es un enorme problema, ya no va a verse saturado de vehículos a todas horas ya que al lado hay dos calzadas de autovía mucho más capaces y mejor adaptadas. 





Pero aún se halla algo más si nos alejamos unos centenares de metros al este y tomamos el desvío hacia el sur. Y hablando de hitos no debemos olvidar que de éstos pequeñajos del CNFE, aun no siendo tan veteranos como el que ya vimos todavía son unos venerables y bonitos recuerdos de ja época ya pasada que con aquellas carreteras hechas con piedra y con una superficie de tierra batida o de macadám que eran peor que malas llenándose de baches por el paso de vehículos y de charcos por la lluvia, con una superficie de adoquines resbaladizos e irregular o bien con una capa de riego asfáltico en el mejor de los casos y la que poco a poco se iba haciendo gravilla, separándose y que luego se proyectaba alrededor, y con esos vehículos de hace décadas tan sumamente rudos, mal acondicionados, peor mantenidos y muchos de los cuales eran como una lata de hojalata rodante, por qué no recordarlo, de bonita no tenía absolutamente nada. Así que tampoco es despreciable el que ningún vehículo de aquellos tras un resbalón de unos neumáticos de goma cuarteada y sin dibujo alguno sobre esa agresiva superficie de piedra viva se lo hubiera llevado por delante. 





Así que, antes de tomar una pausa con tal de dejar un poco de misterio para la parte posterior que llegará, veamos una de esas gloriosas máquinas perfectas sobre las que yo mismo he pasado por allí hacia Galicia viendo cómo el bello viaducto original salvaba el cauce del río Esla mientras viajaba a su lado con un confort de marcha inenarrable de bueno, un sonido de aquel soberbio V8 de 16.000 cc y 476cv totalmente adictivo y gozando del viaje más que un ciclado enajenado con una maza en un almacén de cristalería Svarowski.




Volveremos muy pronto.

Y dejo el enlace a la 10ª parte, ya que el viaje siguiente lo iniciamos en los tres Puentes de Castrogonzalo. 


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