N-III. Madrid a Valencia. Un Viaje Inolvidable. 5ª parte (final)

 Buenos días a todos.

Nos habíamos quedado en la llegada a un Viaducto histórico e imponente.

Salvaba y sigue salvando a más altura que la posterior N-III que es la actual autovía A-3, la Rambla de Poyo, ante sus torrentes de agua que en ciertas épocas viajan por ella hacia el Mediterráneo.









Opino que es una auténtica barbarie el haberle pegado un hachazo así a semejante obra de ingeniería, más allá de que la autovía era más necesaria que el comer. Podían haberle cortado toda una arcada, y haber hecho una rampa o algo así... Pero no. 

Además de que, ante una eventual crecida fuerte, la A-3 podría quedar estrangulada, y el tablero del viaducto aún se salvaría de sobra, al estar bastante más alto. Un pequeño rasante en la A-3 tampoco habría venido mal, porque nunca se sabe. 




Aquí se ve la estructura del viaducto, junto al corte de hacha que le sacudieron. 

¿No habría un buen motivo para hacerlo tan elevado?, vamos, digo yo que su construcción a tal altura es para salvar las posibles avenidas. 




El incesante tráfico del domingo por los más que sosos viaductos nuevos. Uno de ellos perteneció a la misma N-III desde hace décadas, y que se vio acompañado por uno gemelo para desdoblar la calzada. 






Dos imágenes de aquellos Vuelos Americanos, durante los 50 y los 70, muestran la situación. En el primero ya se apreciaban los inicios de la mejora del trazado. En la segunda ya se hallaba abierto, pero el viaducto no se había cortado por el extremo. 

El día que se empiecen a respetar éstos antiguos pasos, otro gallo cantará. 





Malecones discontinuos comparten la función de protección junto a pretiles de unos cuantos metros. La capa de riego asfáltico aún se mantiene de manera digna, y sin apenas alabeos ni deformaciones. 

El elemento que sale apoyado en la barrera de borde pues soy yo, tanto manejando la cámara como chupendo cámara. 




La estructura y las arcadas del gran Viaducto. ¿Os recuerda ahora al que, en Contreras, les muestra a los viajeros de la A-3 el escudo de los Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos? 




Pues esa fue nuestra última visita de aquel día. 

Como éste había sido bien intenso, nada más que la decadente luz vespertina comenzaba a flojear, nos volvimos a Chiva, donde se hallaba nuestro alojamiento para esa noche. 

Y, la verdad... No podría haber un lugar más tranquilo y agradable por toda la zona. La elección del hotel fue perfecta. Y no, ni el Setos de Motilla del Palancar ni éste los había elegido yo. 

Recuerdo con cierta vagueza que, en ese mismo lugar y en ese mismo tiempo hace ya casi una década, me hicieron la última malqueda de mi vida. Ya no he dado lugar a ni una sola más, ni daré oportunidad alguna de que se produzcan. Alguien con quien llevaba charlando meses y sin más, cuando conseguí atravesar el país entero aprovechando el viaje, optó por dar la callada por respuesta y desapareció para siempre. Se esfumó de una manera tan absurda que pareció no haber ni siquiera existido, y por supuesto jamás volví a saber absolutamente nada más. 

Con lo cual y visto que es algo que se produce con relativa frecuencia por parte de alguna SUBespecie humanoide totalmente carente de escrúpulos, de respeto, de decoro y de decencia, opté por ir reduciendo las posibilidades de quedarme así tirado como un paspán, hasta finalmente haberlas eliminado por completo poco después. 

Si bien alguna vez ya me habían hecho algún desplante de ésta índole nunca se había producido fuera de mi zona de influencia, y tras ésta ocasión acabé cambiando el chip y cerrándome en banda. 

Así que he acabado haciendo lo mismo que he hecho con la gente que te da ese "apretón" de manos flojo y dubitativo, cosa ésta última que, según mi propia experiencia, no me genera confianza. 

Conque tras un buen rato esperando una aparición o cualquier excusa por absurda y paupérrima que ésta fuese, decidí cenar algo y, acto seguido, salir a dar un paseote por las proximidades, básicamente porque me daba lo que mayormente venía siendo la real gana. 

Elegí para ello pasearme por la antigua travesía, que en un plano había visto cómo terminaba uniéndose de nuevo a la N-III y además, habíamos vuelto por el acceso desde Valencia asi que sin problema. Entré directamente en la más antigua de las dos. 

Y ahora se trata de una carretera de la Red Valenciana. 




Pero una vez recorrida la travesía, el precioso pero ampliado y para chasco mío infotografiable de noche viaducto sobre el río en el puro centro, antes del regreso a la N-III puse ver lo último que quedaba de su otrora pasada gloria... El último hito Peña de la antigua travesía. Medio enterrado ya por la desidia de décadas... Pero, al menos, allí presente. 




Y entonces me alejé de la población... No mucho. Ya comenté que la variante ha dejado de ser variante. En parte lo es; sólo en parte pues la función la cumple la autovía, que se halla además muy próxima. 

Me imagino que de no ser así, el carril derecho no se habría aprovechado para construir la actual ACERA, que sólo deja hábil el carril reservado a tráfico rápido: el único lugar que conozco donde no es posible utilizar el derecho. Al menos aquí nadie nos va a poner un multazo por no poder usarlo. 

Multazos que por demás resultan totalmente merecidos y justificables por cuanto la ley nos obliga a utilizar el derecho siempre que sea posible, al objeto de mejorar la fluidez de la circulación, y al que tenga dudas o sea más sabihondo que un español medio y quiera hacernos de profesor, le remito a que se lo pregunte a las autoridades de tráfico o se lea directamente el código. Aquí no se aceptan discusiones y cualquier comentario al respecto será eliminado, ya que ésto es un blog legal y serio. 📵

Mientras me paseaba por la zona, observaba la ya tranquila y durmiente población a mi alrededor. Reconozco que me pareció un lugar muy agradable y espero volver a visitarlo de día, aun de forma breve. 

También aproveché para tomarme un descanso en sus bancos, disfrutando del silencio y de la fresca brisa de la noche. Apenas algún turismo pasó por allí durante todo ese rato. Ya ha perdido todo el tráfico masivo que la debió congestionar con una frecuencia y regularidad más que preocupantes.




Pero tras pasar la zona de la pasarela y el restaurante Canario, algo me pasó factura. La oscuridad total, habiendo una generosa luna llena... tapada por los árboles de aquella parte de la variante. 

Pero no todo durante éste viaje fue a pedir de boca. Aquí he de hacer un paréntesis y tomar un KitKatpara narrar lo inmediatamente sucedido. 

Ya os podéis hacer una idea de lo que es pasearse por un arcén con una oscuridad que aquello parecía la boca del lobo, y con la linterna del móvil que tenía entonces, un Samsung SGH-X650. Al menos el flash de la cámara me permitió tomar las últimas fotos del kilométrico n° 320... Pero aquello se transformó en una pequeña odisea... Y yo pensando, la acera seguirá hasta la zona del hotel. ¡¡JA!! Qué iluso. 

Ya con sólo la pinta que tiene, por muy fiel que me fuese os podéis imaginar la intensidad de la linterna que tenía el aparatito... 




Y yo guiándome con esa luz, un flash de la cámara del móvil que tampoco era para tirar cohetes, vamos que veía el asfalto, el borde del arcén, la situación de la línea continua y todo ello a paso de tortuga... Sobre ese huevo metálico que hacía las veces de espejo para los retratos... 




Al menos los pocos automóviles que pasaron supieron de mi situación al dirigir la luz hacia delante, pero la sensación de desprotección era total, incómoda, y yo mismo me he asegurado de que la misma no vuelva a repetirse. 

Me tendría que haber quedado con el iPhone aquel que me dejaron, que no recuerdo bien ahora pero debía ser un 4s. Al menos en éste caso la linterna era más decente. O el BlackBerry de mi anterior novia, que bien se lo podía haber pedido.

Y todo ello se produjo por agotarse las pilas de la buena linterna Duracell que llevaba durante el trayecto por la acera esa metida a martillazos sobre un carril. Porque el blister con las nuevas, yo que tan listonto soy a veces, me lo había dejado en el hotel... ¬¬

Y por éste motivo hablo de un móvil en este episodio. Básicamente porque para eso es mi blog propio, pero más que nada para que os imaginéis la situación. Lo sigo teniendo, de hecho las imágenes las acabo de tomar ahora pero ya no lo puedo usar porque el enganche de la tapa trasera que es la batería además, se rompió, y empecé en 2015 con un smartphone peor que nefasto, hasta el Galaxy A51 que tengo ahora que es desde donde escribo todo ésto, con el cual selecciono y edito las imágenes, diseño el blog y demás, así que la diferencia con aquella época, que me veía obligado a utilizar un ordenador ya en tan mal estado que estaba a punto de irse al punto limpio, es de varios abismos. 

Por cierto que empiezo a buscar un móvil de ese tipo a lo 4s o BlackBerry con WiFi, aunque sólo sea por revivir buenos momentos y por puro coleccionismo. 

Curiosamente, la Nikon Coolpix L20 sí que gozaba de un flash decente a pesar de ser pequeñita y más bien básica. Gracias a ello, las últimas imágenes de noche, del hito 320 situado en la variante, así que me imagino que se halla reubicado. 





No corrí mucho peligro, aunque debo reconocerlo... Mejor habría escalado la pasarela y vuelto al casco urbano, y desde allí regresar por la travesía antigua pero simplemente ni lo tuve en cuenta... Seguí adelante despacio, con una linterna de cuestionable eficacia y un cuarto de billonésima de luminia, pero llegar, finalmente llegué al hotel. 

Así que tras un relajante baño de hora y media, me dispuse al fin a meterme en la cama y descansar yo también del intenso día, que había terminado de tan curiosa forma. 


---------- Jornada 3 ----------


Tras un agradable y reparador sueño, y un agradable desayuno, me dispuse a conocer la situación de la N-III, en la intersección con la que ahora es la entrada oeste a Chiva, una mañana de lunes. 

Y se puede decir que lo único que vi fueron un autocar interurbano un autobús de cercanías, un microbús un tanto desvencijado ya y que para colmo era un TurboDaily, y dos o tres turismos en la hora larga que estuve allí fuera. 






Pero, lo dicho el alojamiento perfecto, una zona tranquila donde vas a poder dormir sin estorbos, y muy agradable en general. 

También tuve tiempo de ver una estación de servicio recientemente cerrada... Y donde encontré un pequeño clásico que me encantaría haberme llevado a casa, conduciéndolo hasta Asturias, tan lejos de allí. 

Sobre todo por ser bastante más coche de lo que fue el Fiat 126, en el cual el 133 sólo se basó en parte ya que el 133 es más largo, tiene un habitáculo mayor, un motor más decente y oh sorpresa, zonas de absorción de impactos y habitáculo reforzado, y ya desde sus inicios. 

Recuerdo haber visto, hace ya muchos años, un FSM 650e que era el mismo producto que el 126 algo actualizado, culebreando entre el tráfico leonés... Y menuda escena tan curiosa verlo midiéndose entre el Cayenne, el clase E y el Citaro con los cuales compartió buenos metros de avenida. Fue salir aquel Citaro de la parada, y gracias al motor de 12 litros de cilindrada y el cambio de marchas Voith, dejar al FSM atrás con una facilidad absurda. 

Creo que el conductor del cochecillo estuvo meses pidiéndole perdón al tráfico de todas las rotondas antes de incorporarse a ellas. 

Menos mal que el Seat 133 ya era un automóvil más decentillo. 









Poco después nos despedimos de la localidad y salíamos de vuelta a la provincia de León, pero nos tocaba una última visita. 

No era menos curiosa la limitación de velocidad aún menor que el ratio de velocidades recomendadas... Vamos, que si llegan a colocar un radar los muy listos, hacen el agosto... Ya por acabar de hacer la gracia... 😒 





La cementera de Buñol amenaza con dejar la calzada deslizante... pero no es menos amenazadora la presencia de una bionda superior que comienza como un cuchillo de trinchar. De verdad y en serio, ¿será posible acabar de una  vez con éstas desprotecciones? 






No era aquí donde nos íbamos a meter... Sino unos metros más allá, muy cerca. 

Considero interesante también el meterse por esa antigua travesía. Ya volveré y me recorreré todo lo que me falta, que no es mucho. 




En el acceso al antiguo Puerto de Buñol. Porque ésto es la N-III original, a pesar de que la vegetación invasora lo haga parecer una salvajada. La mitad de la anchura útil ha sido reclamada por la vegetación. 




Como curiosidad, un detalle de su construcción quizás hace unos dos siglos... Sin automóviles ni nada, suficiente para carros y diligencias. Al menos en teoría... Viajes tediosos, peligrosos, incómodos y cansados en unos vehículos rudos por carreteras hechas trizas y con unas ballestas que iban crujiendo y dándote la matraca, y ésto ya sin hablar del frío, el viento o la nieve. 




Porque el firme mejoró abismos con la aplicación de un riego asfáltico sobre el empedrado anterior... Y aquí con semejante deterioro podemos ver incluso las diferentes capas del firme, cual radiografía. 




También que los pilares del viaducto han acabado dejando el tramo cortado en dos cachos. Algo que tampoco tiene apenas sentido pudiendo aumentar unos metros la distancia entre los pilares de apoyo. Así no se habría obligado a éste antiguo paso abocado a un final que resulta totalmente triste e  inmerecido. 






La capa de riego asfáltico allí sigue resistiendo y demostrando ser un firme que fue pensado para las más duras y difíciles condiciones. Con todos los inviernos que han pasado, resulta notable su relativo buen estado. 






Y así era la N-III original... Su muro de contención, unas curvas tremendas, un firme que antes de la aplicación de la última capa era de más que cuestionable calidad y, sin más medios para construir una carretera más ancha y menos sinuosa (la dinamita, el pico y la pala hacían lo que podían), un recorrido sinuoso que sólo podía adaptarse a la orografía del terreno, muy escabroso en la zona que ahora nos concierne. 

La aquí denominada como Carretera de Las Cabrillas era un lugar muy poco amigable, ciertamente hostil y nada acogedor para el viajero. 






La radiografía real del firme. Sobre la vieja base empedrada donde se vertía grava compactada (también conocida por macadám, por el apellido de su inventor Arthur McAdam), que podría ser granito con mortero de cal o alguna solución similar que desde luego desconozco, pero que casi siempre se componía utilizando materiales locales, lo que causaba a veces no pocas divergencias entre diferentes tramos. 

Tan sólo la ulterior capa de agradecido riego asfáltico pudo venir a poner un poco de orden en el panorama, reduciendo el peligro de derrapes y deslizamientos en la medida de lo posible aunque los firmes adoquinados empezaban a ser muy frecuentes tras el CNFE, como hemos visto en varias ocasiones durante ésta singular y cansada ruta. 

Los firmes de diferentes tipos y calidades no dejaban de sucederse durante los viajes. 

Los tramos mejor considerados se beneficiaban ya de un verdadero asfalto, una calzada en ocasiones doble y aquellos primitivos guardarraíles que, si no eran los de tipo bionda de diseño Armco, no eran fabricados por la única empresa del país que tenía autorización gubernamental para hacerlos, y en tales casos los diseños eran bastante dispares. Los había de una sola onda cual chapa recurvada, de postes metálicos en H, de postes hechos de madera, e incluso hay un documento gráfico que tiene sus postes de chapa recurvada y con una resistencia ante los impactos  ciertamente cuestionable. 

Los firmes del resto de tramos podían ser cada uno de una madre diferente. En los mejor tratados un adoquinado que eliminaba la mayoría de los problemas, si bien con lluvia podía llegar a ser delicado. También existían firmes de cantos de piedra unidos por otro material que oficiaba de argamasa, y que fue el primer tipo de firme que se vio apoyado por un riego asfáltico superficial. El resto de tramos podían estar en mejor o peor estado, pero incluso en la N-III con un tráfico creciente a veces la propia grava compactada aparecía como el único firme existente. Como ejemplo pondré las Curvas de Lobón, en la carretera N-V muy lejos de aquí y que jamás vieron reemplazada su superficie de tierra compactada hasta que ya en los años 60 apareció la variante de trazado que las evitaba. 

Los años 50 y 60 no fueron en absoluto fáciles para los conductores que decidían viajar por carretera abierta, ya fuese por negocios o por llegar a sus destinos vacacionales, y poco nuevo voy a decir de hacerlo en automóviles que no fuesen un Seat 1500 o un Dodge Dart. 

Igualmente, durante los años 60 seguía siendo lo más normal del mundo tardar de 8 a 10 horas en cubrir los casi 360 kilómetros de había entre Madrid y Valencia. En rutas como ésta, la N-VI o la N-II, ésto debía de ser terrible y tedioso y eso teniendo en cuenta los innumerables tramos complicados, algunos muy largos otros muy sinuosos, por no hablar de los firmes, las travesías con notables estrechamientos, la mala calidad e incluso ausencia parcial cuando no total de las señalizaciones... 

Carreteras del tercer mundo, típicas de la España de aquellos años. Una de las entradas que haré cobre la tan añorada N-VI hablará precisamente de ésto. 




Así sólo nos queda pensar en ese tráfico incesante del Viaducto de Buñol, intentar traspasarlo a la N-III actual aun sin existir ya el peligro de la cementera, alucinar pepinillos y decidir que sin duda está todo mucho mejor así. No es extraño que en España se hayan construido tantos pasos elevados sobre los montes ni tantos túneles en plenas montañas, teniendo en cuenta la tan complicada orografía que tenemos si queremos cumplir con las condiciones de comodidad y seguridad de unas rutas tan transitadas y vitales. 





Y es que resulta imposible limitarse a hacer un mero desdoble de trazado, sobre todo en portillas y puertos de montaña. Cuando ésto se llevó a cabo, mayormente en la década de los 80 se limitó a la construcción de una calzada opuesta para evitar en lo posible que el tráfico continuara estrangulado y siendo víctima de los cuellos de botella que suponían éstas zonas. Y se hizo, lo cual no es digno de reproche si bien aquí cabe hacer un comentario aparte. 

Aunque el objetivo de evitar el cuello de botella se cumplió, no entraba en las previsiones la consecución de un trazado más seguro y de unas velocidades medias más elevadas, por no hablar ya de la seguridad. 

Éste, el Viaducto de Buñol es sencillo, no es paralelo a otro. No es pues una ampliación a autovía de la variante del tramo anterior. Ésto sí que se llevó a cabo durante dicha década y en varios puntos, e incluso en los 90 aparecieron tramos así. Como ejemplo, y escabroso como pocos mentaré la carretera N-IV que en su paso por Despeñaperros y el desfiladero de Los Órganos, trató de mejorarse mediante la construcción de una calzada que iba encajada en lo más profundo del cañón, compartiéndolo con el ferrocarril y el río. Era una buena calzada teniendo en cuenta la más primitiva, que no obstante siguió ejerciendo como una de las calzadas de la A-4, y que con su emplazamiento a media altura de un paredón casi vertical, discurría por un trazado diseñado hace más de siglo y medio por Carlos Lemaur, y que a pesar de mejorar algunos de sus pasos muy perturbadores sobre varios arroyos, continuó con sus frecuentes límites de velocidad a 50 e incluso alguno a 40 Km/h, sin hablar ya de las zonas de descanso situadas al lado izquierdo (en el lado del carril que fue de subida a Madrid, vamos) y que creaban el mayúsculo problema de tener que la incorporación, y mediante un 🛑, a la calzada de la autovía por el carril de adelantamiento. 

No se recuerda ni se recordará en España un tramo de autovía con tal nivel de peligro latente que podía haber causado múltiples accidentes de tan variados tipos en un tramo tan corto. Si no te embestía un flipao con prisas y que bajaba a 80 según salías del 🛑 del área de descanso, también tenías la posibilidad de desmembrar al copiloto contra las rocas de la montaña, y si no mentamos la opción de quedarte apisonado entre el semirremolque de un camión y el morro de un autocar si te ponías a adelantar como si nada, aún te quedaba la opción de despeñarte barranco abajo y que te tuvieran que sacar del amasijo de hierros con la ayuda de una espátula. 

El antiquísimo libro alemán Die Funf Todesarten bien se podría haber aplicado a la A-4 de haber sido escrito en la década de los 90, o bien haberse puesto a la venta una reedición de aquella publicación referida al más puñetero y escabroso tramo de autovía de marras. 




Afortunadamente, la inmensa mayoría de mejoras de aquella época no se basaron en semejante brutalidad de tramo, sino que consistieron en una rectificación de tramos mediante una muy bienvenida variante de varios kilómetros y que reemplazaba un sinuoso trazado anterior. Zonas como las de Arcos de Jalón, Cadavedo, Agüeira y demás, que todos recordamos con una mezcla de babeo y pelos como escarpias, fueron salvadas por una gran variante que solía ser de tres carriles uno de ellos para el tráfico lento, unas pendientes menos fuertes y sobre todo curvas mucho más suaves (o menos fuertes según la zona), que beneficiaban un tráfico más fluido que por la tortuosa carretera original y sobre todo más seguro, si bien toda la problemática no se eliminaba y era necesario no fiarse mucho de aquello de ponerse a adelantar tres en fondo si querías seguir vivo o por lo menos de una pieza. Recuerdo esas flechas de retorno casi justo antes de las curvas y es casi como si me amenazase con morderme una mamba negra. 

De manera afortunada, la carretera original muchas veces mejorada como en éste tramo, se vio reemplazada de golpe por una modernísima autovía: ¡Qué cambio más bienvenido! ¡Cuántas vidas salvadas! ¡Menudo soplo de aire lo de poder llegar a destino una hora antes! Así que nadie echa de menos esa tortuosa carretera nacional, al punto de que ya apenas nadie transita por ella. Y ya todo el mundo utiliza la A-3.

Y no es necesario olvidar que ésta zona de la N-III ya había sido bastante mejorada hacía décadas... Pero el trazado seguía siendo muy tortuoso, por mucho que hubiese ganado en anchura y se hubiera aumentado bastante el radio de las constantes curvas. 

Así que, olvidada de todo y de todos, la carretera original languidece en estado totalmente ruinoso. 




Los bordes descarados ya, donde se hallaban los pretiles sobre el muro de contención y que debido al abandono y el olvido de semejantes lugares, se han acabado deshaciendo y cayéndose al barranco. 




Del resto poco puedo decir, la mitad de la anchura útil ya ni está visible. 







Dos fotografías tomadas en el CENTRO de la calzada. Ahí ya es innecesario decir nada más. Lo del abandono y el olvido durante décadas han hecho mella y destrozado parte del tramo. Si ya en los años 50 se abrió la más moderna, parte del terreno se dedicó a sepultar la más antigua y ésta parte quedó seccionada por los pilares del viaducto... Una Ruta Histórica que espera por su peor destino. 

No se merece tal final. Ésto es así, indiscutible e inapelable. 






Una última ojeada... Deseo que te salves de tu triste destino. Ojalá un área de descanso en el medio y unos paneles para dar a conocer su glorioso pasado, para que al menos se lo recuerde como se merece. Con el debido respeto que se merece una tan importante ruta que fue de las más transitadas del país durante muchísimos años y que realmente nunca caerá en el absoluto olvido. 

Como toda una ruta que unió durante décadas las dos urbes más grandes de España. 





Esperando volver algún día, salimos a la A-3 para regresar y en la zona de Siete Aguas nos topamos con ésta especie de acueducto en un acceso. 






Una breve detención en Utiel... Con ese encantador mosaico, en el muro de una estación de servicio que se halla en activo. Es precioso. 






Y más allá, un mosaico de azulejos de uno de los más míticos anuncios de carretera que en ésta ocasión, por lo de Uto Radio, parece de lo más pueblerino cerrado (festival del humor, lo sé... 😒).
 






Los toros de Osborne mantienen la vigilia sobre los usuarios de la moderna autovía.




Pero no podemos volver aún a casa...
 




No nos podemos olvidar de la zona más auténtica de todas. 





Necesitamos echar una última ojeada a todo ésto. 

Si antes he mentado la perturbadora A-4, justo es reconocer que aquí la solución vino por otra parte. Hemos visto el dantesco trazado que discurre por el fondo del cañón..., y aunque visto lo de Despeñaperros hasta se podría imaginar una primigenia A-3 con una sucesión de horquillas limitadas a 20 Km/h (hay que tener imaginación, eso sí), en ésta ubicación la realidad era bien diferente. 

Durante décadas estuvo en proyecto una mejora de trazado, más necesaria que el comer, ya que lo de llegar de las amplias rectas conquenses y acabar en éste pozo, pues como que debía impresionar y fastidiar bastante a los conductores. 

Así que se esperó a tener la presa lista, tendiendo la muy agradecida y moderna N-III sobre ella. Habiendo estado en proyecto un viaducto masivo antes de ni pensar en una presa, fue sin duda la solución más adecuada de todas. 

Unos viaductos que acabarían haciendo aparición ya muchas décadas después para la construcción de la autovía A-3, y eran tan altos para salvar el embalse que debido al defecto de construcción de la Presa del Collado, de momento se muestran en toda su plenitud. 





La curva limitada a 70 con dos camiones pesados pasando con una diferencia de segundos, ni hizo falta siquiera mover la cámara. 





El curioso viaducto en celosía de la A-3 y tras él, el AVE.

Con esos impresionantes Talgo350 y, en la actualidad, quizás los AVRIL (lo ferroviario no se halla entre mis aficiones) que pasan a tal velocidad por allí que es verlos y desaparecer. También impresiona viajar por la A-3 y que te dejen pegado mientras los ves lanzados a plena velocidad hacia la capital valenciana. 




Tras ésto, parada para comer en el Casa Pepe y una breve parada en la Presa de Alarcón, que es otro detalle que se me pasó fotografiar, un viaje ya sin apenas paradas hasta regresar a León. 







Salvo una breve visita al cacho búnker aquel llamado Claridge, cuyo futuro se antoja sombrío. 





Unos tiempos gloriosos y ajetreados para un local que ya jamás volverá a ejercer como lo que antaño fue y tanto significó, como olvidado de todo y de todos en la actualidad. 

Se puede decir que en tal entorno pega tanto como una alfombra persa en la cabaña de un cazador. Y no seré yo quien lo discuta... Pero sí que me causa añoranza y me da algo de pena. Como tantos y tantos otros restaurantes, hoteles y pensiones que durante décadas estuvieron pletóricos de vida y que ahora, con la apertura de una variante que en ocasiones también se ha visto enmudecida, se hallan olvidados a su suerte siendo que ya nadie jamás volverá a dormir en ellos, ni a degustar una deliciosa comida en sus locales, la desidia y el olvido son totales, la tristeza se extiende allá por donde discurrían éstas grandes rutas del pasado. 

Lo que sí que no echo en absoluto de menos era el asqueroso, odioso y repelente humo de los 786 cigarrillos del también repelente y despreocupado paspán de la mesa de al lado y que, lo reconozco, me ha hecho acabar odiando de tal manera el tabaco, y abrazando las nuevas leyes que lo restringen, que soy directamente incapaz de mantener una conversación de más de medio minuto con el típico que te habla sin dejar el pitillo, exhalando ese pernicioso humo a lo Barreiros de los 50 y con ese hablar con un notable aliento a cenicero añejo de la barra del Bar Paco de turno. 

Si los muros del búnker cuasi apocalíptico del Claridge hablasen... Cuánto tendríamos que disfrutar de cientos y cientos de historias. Yo sin dudarlo encendería una hoguerita en una fresca noche otoñal para poder escucharle durante unas horas. 




Ya dejada atrás la A-3, ya circunvalada Madrid de manera más que necesaria, bastante después de hace una parada en Gomeznarro, a visitar algo que en su momento será mostrado... Una parada para cenar en La Hacienda (una estación de servicio muy recomendable de la A-6, donde tiene dos de ellas y que si os pilla de paso recomiendo la parada para una buena cena), y ya de vuelta a casa. 

Un gran e inolvidable viaje que, por ahora, ha tocado a su fin... Pero que será recordado por sus participantes, por siempre jamás. 

Gracias por ser parte de él, aunque sea habiéndolo leído y disfrutado. 

Un cordial saludo... Y hasta la próxima. 

 🏡 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Compañeros de Ruta y Afición. Blogs y Páginas sobre el mundo de las Carreteras Históricas

Parque de la Naturaleza de Cabárceno. 14 de agosto de 2022

Un viaje por los recuerdos. Naturaleza, Cañones y Alta Montaña. Siéntete Vivo