La N-634. La Carretera TransCantábrica. Una vuelta al pasado. 1ª parte

 Buenas noches.

Una de las carreteras más largas del país, se trata en éste caso de la N-634 que recorre casi toda la costa cantábrica, tan sólo alejándose de ella entre Llovio y Canero, y poco después de San Cosme dirigiéndose al suroeste, y en éste punto, se separa ya del mar de manera definitiva. 

A lo largo de las pasadas décadas ha experimentado una gran evolución, hasta haber sido sustituida en gran parte por las autovías A-8, A-63, A-64 y alguna que otra sección de autopistas de peaje. 

No obstante, sigue habiendo parte de la ruta que es posible encontrar con un notable tránsito en la actualidad. 




Algunas poblaciones, como Infiesto, o Nava que se ve aquí de forma breve, ya habían visto sus travesías reemplazadas por una variante, que en éste caso discurre algo más al norte por un viaducto, con un trazado mucho más adecuado para el gran nivel de tráfico que soportaba, pero que aún así, durante años constituyó una de las secciones de carretera más peligrosas de toda Asturias, junto con la variante de Avilés (nueva N-632) y el Corredor del Nalón (AS-17, actualmente AS-117).







Iniciamos nuestro viaje por otra parte de ésta recordada carretera, partiendo desde Avilés para ello. 




Nos queremos pasar todo el día en la carretera, así que para llegar antes, hay que evitar la AS-17 montañosa así que tomamos la autopista "Y" que nos llevará a Oviedo, ciudad donde iniciamos el viaje hacia el oeste. 




Desde allí, tras conducir por Oviedo a nuestra bola tranquilamente por más de media urbe salimos al fin a la N-634. No hay que olvidar que, tras Santa Marina de Piedramuelle la gran carretera, ancha y muy bien a firmada vuelve a ser la carretera que siempre fue. Aquí también la autovía A-63 ha favorecido el poder circular con cierta tranquilidad, si bien en algunos momentos se ha podido revivir el pasado debido a algún corte puntual.





El resto de la ruta ha cambiado tan sumamente poco que nos vamos a  encontrar varios elementos viarios dignos de hace un siglo. Y que los vecinos de la zona mantienen lo suficientemente bien como para poder seguir añorando el pasado. 







Al lado de algunos de ellos nos encontramos otros tan o más característicos. No lejos de aquí, un antiguo viaducto a la salida de Trubia ha sido reemplazado en parte por una rotonda de conexión con la autovía principal y con una tortuosa carretera comarcal, a tramos inquietante debido a una falta casi total de mantenimiento y que no ha mejorado apenas nada en décadas y que nos llevará hasta Corvera. 





A pesar de su anacronismo, no dejaremos de ver los singulares pretiles de protección durante gran parte del recorrido. Son convenientes para contener a un turismo que se pudiera salir de la calzada, pero no son útiles para parar un camión. 

Tampoco admite mucha broma lo de la línea de TUA que va de Oviedo a Trubia por ésta nacional antes de llegar a la cabecera situada en otro pueblo. 





No hay que olvidarlo: grandes camiones, aunque pocos siguen circulando por aquí. La última vez me crucé con dos trenes de carretera de Central Lechera Asturiana. También Alsa tiene líneas por ésta carretera nacional. Y Alsa utiliza autocares enormes para cubrirla, además de que la línea suburbana de TUA está bastante justa de tiempo por lo cual es mejor no confiarse demasiado por las no infrecuentes secciones sinuosas. 

La señalización sigue manteniendo plenamente su vigencia. No se trata de una carretera abandonada: hay muchas poblaciones desperdigadas por la ruta y aún más las que tienen acceso a ésta carretera. 





También es digno de mención que en varios tramos las protecciones no han sido renovadas, y que vas al lado de un río con un caudal respetable, cuando no junto a una caída a un profundo barranco. El recorrido es montañoso, sinuoso y estrecho, casi siempre sin arcenes. 

Es curioso que en algún punto, se ha instalado una bionda bien moderna sobre el pretil y así tras asfaltar, en lugar de elevar el murete de piedra hn optado por dejarlo cual bordillo para ayudar a evitar la caída (justo al lado asa un río). 





Grado es una de las poblaciones más importantes de ésta zona. La A-63 terminaba por aquí, aunque ahora llega finalmente hasta Cornellana y las obras continúan. 






Durante el viaje, hecho en 2016 se pudo ver que en la llegada al Alto de la Cabruñana, también sus dos indicadores habían sido víctimas de la dejadez más absoluta y del olvido más vergonzoso.
 



Con lo sencillo que sería colocar unas simples pegatinas reflectantes, de ésta forma tan fácil y simple, incluso aunque no se hubiese tocado nada más de la señal. La desidia a veces es digna de tesis doctoral. 




Pero de manera afortunada y posteriormente toda la señal fue recambiada por una equivalente y absolutamente nueva. 





Eso sí, la del otro sentido será muy nueva, muy visible y todo lo que pueda ser, pero en comparación con su hermana, pobrecica... es más sosa que una sopa de aire. 




La sorpresa es máxima cuando nos encontramos con un hito kilométrico de la instrucción de 1939, que los habitantes de la casa han restaurado o han conseguido que se restaure, éste precioso elemento tan querido y tan típico. Nos deja los ojos como pomelos semejante visión, así que evidentemente hay que conseguir estacionar para verlo de cerca. Merece y mucho la pena, al menos para nosotros. Una señal de tráfico de piedra, ya que no hay que olvidar que los hitos kilométricos son señales de tráfico igual que lo fueron siempre, si no me falla la memoria desde 1860 como antes lo fueron los hitos leguarios. Y es ilegal cualquier manipulación no autorizada que se quiera hacer en ellas, salvo quizás para mejorar algo su visibilidad o para levantarlas del suelo. 

Aunque dudo severamente que nada ni nadie te impida restaurarlos. ¿Acaso tiene algún sentido sancionar el querer devolver algo tan querido a sus tiempos de gloria? No me hagáis descojonarme. 








Después de todo lo que han visto pasar, todos los conductores que se han fijado en ellos para guiarse, toda la polución tan tremenda y más parecida a flujos piroclásticos que sufrieron y luego todo el olvido que padecieron, ya está bien. Son como un Renault 12, un Seat 1500, un Citroën 2cv o un Dodge Dart. Todos unos clásicos. Se merecen la absolución todos y cada uno de ellos, y quien diga lo contrario no se merece ni el aire que respira. 

Ya bajando La Cabruñana, tenemos que hacer una nueva parada más. 




Nos toparemos con algunos tramos que necesitaron una rectificación de trazado completa. Más que nada, porque algunos eran una curva cerrada dignas de la más tortuosa subida al Puerto de Miravete. 

Una curva peligrosa, en una pendiente notable, y que jamás se benefició de un ensanche de carriles. Tuvo que aparecer la curva peraltada más moderna para poner orden en el panorama, y me consta que no fue antes de 1950 cuando ésta situación cambió. 

Veamos. Echemos un vistazo y luego paremos en plena bajada, y lo vamos a dejar sin mover el volante un solo grado más ni un solo grado menos. 






El estado del otrora típico riego asfáltico superficial es decadente, se halla expuesto a la intemperie y tras todo el tráfico que tuvo que soportar, se le dejó abandonado y sin ningún tipo de mantenimiento. 

A pesar de ello es el acceso a un caserío habitado. Así que da su servicio, de manera afortunada. 







Ya avanzando más, llegando a un valle tras bajar todo el Alto de La Cabruñana hace aparición una Casilla de Peones Camineros en un estado mejor que bueno, y cuyo entorno se ha beneficiado de una reurbanización, apareciendo amplias aceras ya que está en plena travesía. 

La subida a La Cabruñana sentido Oviedo nos saluda macabramente desde las montañas de al fondo. Ella también se ha cobrado su tributo. 







Poco más allá ya no hay variante. La autovía, como vimos antes terminaba justo en esa población. Así que tras ella nos espera una letanía de tramos en obras, con camiones pesados cargados de grava y piedras, que ensucian la calzada haciendo el recorrido más peligroso, y no debemos olvidar los posibles cortes que hacen obligada la regulación de paso mediante semáforos. 

Así que todo se llena de tierra, polvo y humo. 






No obstante, la parada que va a inmortalizar de nuevo semejante clásico, que merece una absolución tan indiscutible como todo lo anteriormente mencionado, es sin duda inevitable. 





Como también es inevitable recordar el estado de semejante belleza antes de que comenzara el salseo gordo con las obras en el tramo de Espinedo. 

Se trata de un clásico precioso, y que además indica la ubicación de un carrocero de vehículos industriales muy conocido en toda Asturias y en media Costa Verde. 

No hay duda de que lo arrancan de vez en cuando, y que una vez asomado a la ventana el habitáculo de semejante gloria con ruedas estaba en un estado prácticamente impoluto hace poco tiempo. ¡Se lo quiere! 







Sí, alguna insignia fue puesta al revés durante su restauración pero bueno, qué duda cabe que es una nimiedad. 

Las canteras de donde se extrae el material para las obras de la variante que viajará sobre viaductos... Y éstas imágenes son de 2016. No es necesario decir cuánto le habrán pasado el tajalápiz al terreno desde entonces. 






Pronto, entre obras, camiones, polvo y tierra pero también en un verde paisaje del valle, haremos otra parada en otra de las más típicas e importantes poblaciones de la ruta. 

Y sí, esa señal ya fue reemplazada. 






No es menos llamativo lo que nos podremos encontrar por aquí, y que como veremos en un próximo viaje a la zona, conserva algún elemento destacado ya en el Viaje de Freeston por España en Automóvil.

Nos va a llamar bastante la atención la pequeña historia que encierra éste lugar, ya que se tuvo que actuar más de una vez para conseguir unos accesos mejores y una carretera más despejada. 



Podemos ver la "N-634a" accediendo a la población junto a su variante. 

Aunque realmente es la segunda de sus variantes, ya que la primera sólo evitaba parte de la actual Salas. Va marcada en azul. Evidente es que una pequeña parte de su trazado ya no existe, otra parte pertenece ahora a una carretera local. 




Lo primero que se tuvo que evitar, aparte del sinuoso tramo que va junto al río Nonaya es el casco ahora histórico de Salas, con una estrecha puerta de arco que nunca permitió el paso simultáneo salvo de dos motocicletas. Y teniendo ésto en cuenta, era imposible hacer mucho más. 




El mayor problema no era el trazado junto al Nonaya, sino éste. 





Con lo cual ese era el tramo que había que evitar, tendiéndose así una variante que lo evitara pero siendo también que el terreno tampoco permitía obtener grandes rectas ni unas curvas de amplio radio con los medios existentes en la época. 

Así que se llevó a cabo ésta variante. 

En las planimetrías, se puede ver que esa parte ya figura como "carretera vieja". No se tardó mucho en resolver parte del asunto. 





En los planos del mtn50 figura de igual manera. Pocas mejoras se llevarían a cabo más allá que una mejora del firme y el ensanche de algunas partes de la carretera. 





En la actualidad, figura como el "camino viejo". Es el utilizado por peregrinos y paseantes, ya que la variante, con doble carril de subida, es del tipo vía rápida, al haberse producido una mejora consistente en la supresión de toda la travesía de la zona de Malleza.

Y aún falta la variante definitiva, que durante años ha viajado sobre viaductos pero que ya se está reformando a autovía, mediante las consecuentes y tediosas obras. 





Ante lo cual se puede obtener éste plano dinámico, si bien tampoco he llegado a precisar las fechas de construcción o mejora. 

En amarillo el trazado más antiguo. En azul claro aparece la primera variante, y en rojo la última mejora que suprimió toda la travesía y eliminó varias curvas de radio reducido. 




Así que ese camino decimonónico va a nuestra derecha y debajo, aun cuando la pendiente fuerte ya ha finalizado y vuelve a haber un carril por sentido, circulando bajo los viaductos de la última y definitiva variante. 



Volveremos muy pronto... 

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