N-III. Madrid a Valencia. Un viaje inolvidable. 2ª parte

Buenas noches desde la carretera Nacional Radial III.




Está siendo un muy buen viaje, al menos hasta ahora. 

Estamos disfrutando ya de los efectos de una ruta que, incluso mucho antes de su climax, ya resultaba ser una experiencia muy notable. 


Tras la última parada, hay que continuar unos kilómetros hasta llegar a Saelices, que conserva unos notables vestigios de su pasado. 





Aquí se ve con claridad el estado de ésta carretera durante la depauperada España de mediados de siglo. Aunque teniendo en cuenta que la guerra civil no la afectó grandemente, no olvidemos que era una de las seis rutas más importantes de toda una nación. 

Tanto la travesía de Belinchón como ésta, si nos atenemos a zonas urbanas, nos hablarán claramente de unas carreteras no muy bien tratadas sino todo lo contrario debido a la pobreza y a las manifiestas dificultades para la mejora de los firmes y trazados en un país aislado y aún más que pobre paupérrimo, en el cual los recursos se destinaban básicamente a comer. 

Pronto veremos zonas totalmente extraurbanas que también resultarán perturbadoras. 

El vídeo, disponible en mi canal de YouTube vendrá pronto pero antes, vamos a ver algo notable junto a ese primitivo recorrido por su travesía y el tramo final adoquinado ya que al estar grabando, no podía atender a todo lo que me gustaría. 

Éstas dos imágenes que siguen han sido amablemente cedidas hace pocos días, por un gran amante de las carreteras y que sienta cátedra por su sabiduría. Su página se menciona en ellas: seguro que la conocéis, y si no es así, recomiendo ojearla y verla con tiempo, ya que sus contenidos son muy interesantes y variados. 

Una fuente preciosa, original del CNFE y parte de la pequeña zona de descanso situada en una de sus curvas cerradas. 






Aquí aparecen dos de las cuatro únicas fotos de todo el reportaje que no son propias. Ya que me había quedado bien a gusto con el tramo adoquinado, o bien porque se me hayan perdido las mías originales, no recuerdo tantos detalles en la actualidad. 

Son de la variante de Saelices. Desde que la A-3 apareció, se quedó cortada en dos partes y por supuesto aunque en la señal indica a Madrid no se podía seguir de frente. Tampoco a Valencia se podía continuar ya en sentido este ya que el tramo estaba cortado por ambos accesos. 

Y creo que ese punto exacto se conocía como "la curva de los novios" donde, si no mal recuerdo, se mataron dos recién casados en un absurdo accidente de tráfico en la década de los 60. Al menos recuerdo la cruz que tenía sus nombres, la fecha de 1963 más o menos y que se hallaba a pocos metros. 







Y ahora vamos a echarle un vistazo al video. Claro que hay un instante de parada junto a la fuente; pero como ya dije (y no me gusta repetir las cosas), al estar concentrado en la videocámara no tengo fotografías estáticas. 





Seguimos nuestro viaje, tras visitar toda esa travesía adoquinada que es una auténtica gozada, así como la variante que, inesperadamente, nos encontramos conque ha sido cortada en dos, cuyo recorrido se marca en azul en el plano anterior. 

Y es en las proximidades de Cervera del Llano, cuando surge una duda. A ver, ¿qué toca ahora? No me suena esa ruta de mi atlas de 1947, ni aparece en él un embalse, ni nada. 

Entonces, ¿qué hacemos? 

Sal de la A-3 ésta que además está hecha un cirio (en serio..., en la vida nunca viera autovías tan sumamente nefastas como ésta y como la A-66 al sur de León... Ambas ya tan asquerosas que daban irreprimibles ganas de atar a los artífices de tal dejadez con una cuerda al punto de anclaje de grúa trasero y pasar por ellas arrastrándolos a 150 Km/h), y entra en esa especie de carretera regional, porque me suena mucho Cervera del Llano. Pues nada, tiramos pallá y a respirar tranquilos, la autovía para quien la quiera. A mí como si me metes a rutear por Ucrania... 





Y es ahora cuando veremos otro de esos embalses que se hallaban pletóricos durante el verano de 2013. ¡Qué aguas! ¡Qué gozada de sitio! ¿Qué más da que el lugar parezca un páramo? Anda que no me gusta Zamora ni nada, por ejemplo y me da igual que sea una llanura... Tira palante... 





...al menos, hasta que puedas. Que los coches actuales, ni vuelan, ni suelen ser anfibios. Bueno... Alguno sí. Seguro que aquel fabricante británico, Dutton o algo parecido, te puede proporcionar uno que se basta y se sobra para ésto. 

Una próspera y fructífera zona de pesca. Con las aguas tan impolutas que tiene, ese hombre a cuya cara había ocultado con esa peculiar costumbre mía, seguro que quedó muy bien cenado. Y seguramente la caza también sea buena por alguna de las zonas boscosas próximas a sus cristalinas aguas. Animales cursoriales que vayan a beber a las aguas del embalse y se pueda aprovechar la oportunidad para pegar un tiro y dejarles la bala incrustada en el pígloto del diodenor debe de haber unos cuantos... 😂 





Ello sale reflejado en otro de los vídeos,, la situación actual de la antigua ruta y por eso hay pocas fotografías de esos recorridos. 





Pues seguir la antigua ruta significa tomar un desvío. Da igual, el ambiente es agradable por mucho solazo que haga, gracias al embalse. Y eso que no es demasiado extenso, no imagino estar junto al cacho embalse de Alcántara con un solazo criminal en pleno julio, con esa brisa que parece marina y llega a tu testa para refrescarte... 

Tras pasar Olivares de Júcar, el antiguo tramo vuelve a quedarse bajo las aguas. Para llegar a Valverde de Júcar es necesario tomar un desvío que nos llevará por Villaverde y Pasaconsol (que sol precisamente nos sobra) y volver de nuevo a lo que fue la antigua recta. 

Así que nos encontramos con ésto, totalmente lleno de agua e incluso con plantas de la orilla medio sumergidas, también varios árboles. Ya os digo que 2013 fue una maravilla absoluta en éste sentido. Va vídeo. 





Y justo tras Valverde de Júcar el trazado se corta de nuevo. Nada grave en cualquier caso. El desvío es posible por el norte, y llegaremos a Hontecillas donde volvemos a retomar nuestro camino. 




Estando en el lugar, daba la sensación de que había un kilómetro de agua entre ambas orillas. La lente de la cámara era panorámica, y aquí se ha utilizado el zoom. 

Y cómo no, y siempre añadiéndoles la consecuente firma, comparto por aquí dos imágenes tomadas durante uno de los ocasionales estiajes que se producen cada tantos años. Es una página que sin duda alguna también os recomiendo encarecidamente visitar si tenéis la oportunidad. 

Son los dos puentes originales de la carretera, hoy anegados sobre los ríos Júcar (que se llamaba Puente de La Caserna) y Gritos.

 



Cómo no y para confirmarlo, siempre nos queda visitar la cartografía antigua, disfrutando de todos los vaivenes de semejante ruta. Cada una de las dos localidades va seguida por el inmediato puente sobre el río que salvaba cada obra de paso. 









No mucho después, siguiendo la ruta ya libre de obstáculos en forma de embalses o de viejas rutas embarradas, pasamos por encantadores pueblos como Buenache y Olmedilla de Alarcón, dejaremos algunas secciones rectificadas muy pequeñas a los lados, literalmente curvas cerradas que quizá fueron salvadas por el Plan de Modernización y no pasarán muchos kilómetros hasta que nos unamos de nuevo a la actual N-III que tras haber circunvalado el embalse por el sur como la gigantesca variante de trazado que es, continúa sin separarse de su antecesora e integrándola en ella, salvo los más que lógicos puntos vitales de la ruta. 

También en cierto punto nos topamos con ésto. Una bonita casilla de Peones Camineros de las que empezaron a aparecer a mediados de siglo y que se intentaba que no desentonasen con el entorno donde se hallaban. Las fotos que siguen son las únicas de todo el reportaje que, junto con las de la variante de Saelices, recuerdo que no sean mías. 






Curiosamente la siguiente población, en la que se construyó hace muchas décadas una buena variante ha acabado integrando a ésta en su casco urbano. Las dos la atraviesan en la actualidad. 

Se trata de Motilla del Palancar, que a pesar de ubicarse exactamente en el Km 200 desde Madrid ha sido desde hace muchas décadas considerado el punto medio del recorrido de 350 kilómetros que hay desde Madrid a Valencia. Siempre lo fue, desde que eran 360 los kilómetros que había que recorrer de manera mucho más lenta, peligrosa, agotadora y tediosa, al punto de que la prosperidad de los negocios hoteleros y los alojamientos experimentaron una notable prosperidad. 







Cómo no, una imagen cartográfica de los años 50 y su comparación con la urbe actual que a pesar de seguir siendo un pueblo, ya es prácticamente una villa. Como veis, hay abismos en diferencias. 





Y así es lo que queda de la antigua N-III, hoy día simplemente parte del casco urbano. 





Y es en Motilla del Palancar donde pasaremos la primera noche, en el buen Hotel Setos. Con el 🅿 justo bajo las habitaciones, camas confortables... Muy bien, aunque curiosamente no fue posible hacerse con el manejo del aparato aquel del aire acondicionado. Recuerdo que, antes de empezar a decaer la luz cuando el ocaso ya estaba encima, estuve empezando a pensar en irme a la zona de cafetería y meterme en donde tenían a su adecuada temperatura los helados.  

Por demás, el alojamiento estaba muy bien, y además y dado que ya no era la ruta principal se beneficiaba de la llegada de una buena cantidad de turistas que llegaron en el estupendo Setra S 415 GT-HD que se ve en las anteriores fotos. Seguramente gozaron de un gran viaje en tan estupenda máquina y ahora llegaba el momento de descansar, más aún si eso era posible. Pocos autocares más cómodos podrás probar en ésta vida. 





En lo que respecta a la travesía, es lo de siempre... con negocios que ya no abren sus puertas en domingo, un tanto alicaida y triste y como si con su ancha calzada quisiera volver a atraer, aunque fuese, a un 10% del denso tráfico que tenía en el pasado. 





Además del hito miriamétrico del kilómetro 200, que por cierto no dudo de que exista alguna imagen de su antecesor, lo más característico de una ruta atiborrada de vehículos, con una IMD que yo no he llegado a conocer pero que era considerable, lo más significativo resultaba el paso peatonal inferior bajo la carretera nacional. 

¿Quién se iba a arriesgar a cruzar por aquí durante un populoso y ruidoso día de verano abierto? Nadie que yo conozca. Y menos, en aquella época de prisas durante la cual dudo de que el límite a 50 en muchas poblaciones ni se cumpliera. Ya era bastante y ciertamente arriesgado incorporarse desde una calle transversal. 





- Oye, hay un problema, que ya no nos queda presupuesto para los nuevos letreros del concesionario... 
- ¿Lo reciclamos? 
- No hay huevos... 
- Sujétame el cubata... 






Y al menos, algo de esa nostalgia de aquel tráfico incesante se permitió el gusto de reaparecer por un momento, como si nos quisiera transmitir el "sabor" de aquellos tan añorado tiempos. Simplemente nos dio una oportunidad... Un Volvo de esa misma época pasando a velocidad de travesía actual junto al hito miriamétrico. 

Una imagen que nos devolvió a los primeros años 90. La época dorada de la Nacional III. Cuando el negocio de la hostelería, los talleres y demás, estaba en su máximo apogeo... 




...y entonces, pocos años después todo se vino abajo. 

Ya nadie volvería a alojarse aquí, o a comer en sus locales si podían evitarlo viajando más rápido por la autovía. 

Nadie más volvería a pasar una noche en ruta viajando tediosamente por la antigua carretera tras no haber podido adelantar a 1000 camiones al estar ambos carriles de la plataforma a todas horas llenos de vehículos de toda clase, talla, procedencia y forma. 




Y no obstante, Motilla del Palancar es la población más activa que existe en miriámetros a la redonda, y ya no tiene apenas nada que ver con el pequeño pueblo de hace décadas gracias a que tiene cierta industria y vida. Por ejemplo, MAHLE tiene una factoría al borde de la N-III y otra instalación muy cerca de la autovía, hay un parque eólico y una subestación eléctrica, una ITV, un área de servicio para la A-3, unos talleres oficiales Iveco, una fábrica de piensos, tiene un polideportivo e instalaciones municipales, lo que la hace especialmente longeva y que convierte a ésta urbe en casi una ciudad en comparación con la mayoría de las que nos vamos a encontrar durante todo el viaje. 

Por demás el tráfico de la carretera nacional se ha reducido a la mínima expresión, aunque de nuevo ésta población sigue siendo y de lejos donde más automóviles y camiones se pueden ver pasando, pero nada que ver, y de cuando era la carretera principal hay abismos en diferencias. Se echan mucho de menos esos gloriosos años en una carretera que estaba llena a todas horas, seguramente sin un solo minuto de silencio jamás, todo lo contrario a la actualidad donde lo raro es encontrar medio minuto de ruido. 

Que era peligroso no podemos negarlo, y que la polución de tantos tubos de escape se dejaba notar no hay duda, y ya referiré en otra ocasión ulterior lo que casi llegan a causar los 35.000 tubos de escape que pasaban al día por dos carreteras nacionales, las cuales tenían su recorrido bajo cierto monumento histórico de una bonita villa castellana. 

Y sin embargo, a pesar de una ruta nacional en horas bajas, siguen varios negocios abiertos y que brindan un excepcional servicio a sus clientes. Uno de los más famosos es éste, y que guarda en su interior, y al menos en 2013 era libremente visitable por el público un bonito automóvil histórico del que por razones que ni siquiera recuerdo no llegué a tomar fotografía alguna. 

Seguramente estaba ya ansioso por partir de nuevo hacia el este. Pero no es menos interesante la Citroën C15 del propio establecimiento. 

En alguna ocasión posterior, os toparéis con alguna fotografía propia de una C15 carrozada de autocaravana, y lo mejor del asunto es que hablo completamente en serio. 





Y una antigua estación de servicio que se halla muy bien actualizada, tanto que conserva la mayor parte de su esencia, sin por ello resultar en absoluto anacrónica. 




No tardamos en partir de nuevo hacia la Costa Blanca a la cual, sin embargo, nunca llegaríamos. 





Simplemente porque nuestro destino se encontraba a unos kilómetros antes de llegar a Mislata siquiera. 

La N-III nos acogía de nuevo. Nos brindaba un trayecto cómodo y seguro con su buen firme, su ancha plataforma, como si quisiera tenderle la mano al histórico Seat en el cual rodábamos, para que nunca más nos olvidásemos de ella y que cuando nos apeteciese volver, nos volvería a brindar tan sumamente agradable acogimiento. 

Una ruta tan encantadora y tan bonita no se merece nada menos que ésto. Regresaré, eso seguro. A medio plazo volveré a disfrutar de la ruta nacional que más impresionado me ha dejado, si tenemos en cuenta la relación distancia disfrute... Un desvarío. 




De nuevo una detención con un pequeño sinsabor, pero aún así interesante. Fue algo incluso agradable, toparse con ésta antigua estación de servicio bajo unas viviendas, y poder ver varios símbolos de su otrora animada vida. 







Conservando incluso unas cortinas mosquiteras, de las tan míticas ya con tiras de plástico, que todos conocemos e incluso nosotros tenemos tres en la encantadora y confortable casa de la provincia leonesa. 






Pero como siempre, no todo ha sucumbido a la decadencia de la N-III provocada por la existencia de una rápida y segura, aunque no menos cierto también aburrida, autovía. 

Siempre es una alegría el poder encontrarte con lugares así en los que tsn bien se come, como pudimos comprobar durante el viaje de vuelta. 





Si bien el "espanglish" es y será por toda la eternidad bastante espantoso, como me lo parece casi siempre y aún más teniendo como nativo un idioma tan sumamente rico, el aire a los 80 de ésta pequeña gasolinera se mantenía casi intacto. Sólo por éste detalle se llevó la absolución.
 



Largas rectas y amplios arcenes se suceden sin cesar durante tan próspero y gozoso viaje. 

Aun viajando en un clásico que ni soñaba con un aparato de aire acondicionado tan birrioso como el de un Ferrari F40 de primera serie, no padecíamos durante el viaje. El aire que corría raudo a ventanas abiertas era sumamente favorecedor y ayudaba mucho a no terminar guisados vivos. Más complicado era hacerle frente a un potente sol que nos abrumaba con sus implacables rayos durante las paradas.
 




A éstas alturas del viaje, yo es que ya tenía los dos brazos más coloraos que una manzana reineta. 

Y, no obstante, ésto último estaba a punto de perder cualquier atisbo de relevancia... 

Continuará... Muy pronto... 

Enlace a la 3a parte


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